Por Rubiela Valderrama Hoyos *
Intento leer con mucha atención las docenas de artículos de opinión que día a día circulan por los medios de comunicación local, y encuentro en la mayoría no solo críticas sino muchas propuestas que, de ser acogidas o al menos estudiadas por la Administración Dau, pudiesen dar mejores resultados y permitir paliar de mejor manera la terrible pandemia que nos agobia.
Pero creo, por lo que hemos visto en estos días con la renuncia del doctor Álvaro Fortich y parte de su equipo científico del Dadis, que estamos ante un gobierno ciego, sordo y mudo.
Las propuestas que he visto e incluso realizado, al menos en RevistaMetro, van desde ideas sencillas como apoyarse en las organizaciones de los barrios (Juntas de Acción Comunal, Consejos Comunitarios y demás (leer ‘Es hora de poner a prueba el liderazgo, la transparencia y eficacia de las JAC‘), para una entrega oportuna de las ayudas humanitarias, y en consecuencia que la gente deje de salir al rebusque cotidiano, hasta más complejas como confinar de manera sectorizada las zonas de mayor contagio (leer ‘Atrapados con salida: una oportunidad para replantear la cuarentena‘), o implementar medidas económicas urgentes y sugerir posibles fuentes de financiación (leer ‘Más difícil que el Niágara en bicicleta‘), en otras tantas.
Si bien es cierto que ha habido y habrá críticas, cosa que es deseable en una democracia, también es importante que el señor alcalde entienda que no hay mala intención. Es más, quiero expresarle al doctor Dau por este medio que deseo de todo corazón que pueda terminar los cuatro años de mandato para los cuales fue elegido, pero que se deje asesorar de quienes saben. El caso del doctor Álvaro Fortich es demasiado lamentable. El alcalde debe corregir sus modales. Esta no es la primera vez que se lo hacemos saber. En enero elogiamos el buen gabinete que había conformado pero hoy vemos que este se deshace, poco a poco, por su irreverencia y mal carácter.
Creo que, al igual que yo, muchas personas preferirían seguirlo viendo al alcalde Dau en el Palacio de la Aduana antes que a cualquiera de los Araújo o algún otro personaje nombrado por el presidente Duque.
Deseo de todo corazón que el mandatario se tome en serio la administración de la ciudad y no permita que la esperanza de tantas personas que creyeron en él se desvanezca. Si no cambia el rumbo rápidamente, si no escucha o atiende sugerencias, tal como ya se lo han dicho muchas personas, si continua viendo solo el retrovisor, no llegará a cumplir en lo mínino sus promesas de campaña. Él ya sabía como veedor lo que encontraría en la ciudad en materia de salud, educación, pobreza y presupuesto; lo criticó hasta el cansancio. Pues bien, debe pasar a la acción, respetando a los que saben y asumiendo el mando con total inteligencia.
Por cierto, para que las denuncias de la gravísima corrupción de los gobiernos anteriores no se conviertan en un sonsonete, le proponemos nuevamente al doctor Dau no olvidar la publicación del famoso Libro Blanco, ya que todos los casos deben quedar documentados, soportados, entregados a los organismos de control y publicados en redes para que sean de público y notorio conocimiento.
* Rubiela Valderrama Hoyos. Feminista, Trabajadora Social, Magister en Estudios de Género, Área Mujer y Desarrollo
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