«Plan pistola del llamado Clan del Golfo se extendió al personal de custodia de la cárcel Ternera de Cartagena. Las amenazas tienen en alerta a la guardia dentro y fuera del centro carcelario». Haber creido en la veracidad de esta afirmación, que circuló masivamente por las redes sociales acompañado de un espurio comunicado suscrito por un inexistente ‘Bloque Pasificador Costa Caribe’ (así, Pasificador con ‘s‘), le costó el puesto al entonces director de la Cárcel de San Diego, Ramiro Cuadro. El veterano funcionario, sin verificar que el hecho fuera cierto o no, tomó decisiones que les molestaron a varios poderosos del país, lo que ocasionó su salida de la Dirección del penal.
En esa oportunidad, el alcalde de Cartagena justificó la destitución de Cuadro manifestando, también vía Internet, que «no podemos hacerle el juego al terrorismo. #AhoraMismo con el comandante de la @PoliciaCtagena desvirtuamos amenazas contra la Cárcel de mujeres».
Y el suceso abrió -por enésima vez – un debate sobre la perversidad del fenómeno de los ‘fake-news’ o la mal llamada posverdad. Volvió a hablarse -claro está: sobre todo en las redes sociales – sobre cómo algunos mensajes, comentarios o supuestas noticias, difundidos con sanos propósitos o protervos fines, aunque sean unas ‘evidentes mentiras’ se convierten finalmente en una ‘incuestionable verdad’, las cuales «terminan defendiendo a capa y espada millares de personas, como sucedió recientemente en Colombia en torno al plebiscito por la paz», como se dijo en la nota ‘Tirios y troyanos, a analizar la ‘post-verdad’ en la XI Cumbre de Comunicación Política’.
Hoy, un debate similar se viene dando en la ciudad luego de que se conocieran los términos de una denuncia instaurada por el representante a la Cámara de Representantes Pedrito Pereira Caballero contra los autores materiales y determinadores de un mensaje, también difundido masivamente por el ciberespacio, en el cual se menciona su nombre, el del también congresista Hernando Padauí Álvarez y el del abogado José Julián Vásquez, primo del alcalde de Cartagena, Manolo Duque Vásquez.
De acuerdo con Pereira Caballero, se trata de una información que «es un total infundio, no es cierta, es falaz, alejada totalmente de la realidad, calumniosa, por lo que estimo que quien la creó, y quien la reproduce, incurre en la conducta penal tipificada en la legislación penal colombiana como ‘injuria y calumnia’.
En carta al fiscal general de la Nación, Humberto Martínez Neira, el representante bolivarense solicita que se identifique al autor o autores materiales de la falsa información, «así como al posible o posibles determinadores de tal acto deplorable».
«Para sentar un precedente»: Pereira Caballero
«Se trata de sentar un precedente, enviando a la ciudadanía un claro mensaje: que no puede prestarse para seguir siendo instrumento de mentes perversas que utilizan las redes sociales para fines malsanos. No puede ser que por intereses políticos o de cualquier orden se adelanten campañas de desprestigio en un medio que tiene un efecto multiplicador y que puede ocasionar, como en efecto ha causado en demasiadas oportunidades, un daño irreparable, y -peor aún – que haya personas que las reproduzcan de manera irresponsable, y algunas seguramente de buena fe pero sin el debido rigor».
Así explicó el representante Pedrito Pereira su decisión de solicitarle al fiscal general hacer «uso de todas las herramientas tecnológicas con las que cuenta la entidad a efectos de determinar el origen de la cadena de transmisión de esos datos, así como la identificación de la persona que ha elaborado los mismos».
En diálogo con Revista Metro, el congresista manifestó que una cosa son las denuncias anónimas, a las que se aportan las debidas pruebas pero sus autores por temor no suministran sus nombres, y otra las noticias falsas que lo que buscan es promover la difamación y la injuria como estrategia política.
«Voy a llegar hasta el final, participando en el proceso haciendo uso de todas las garantías que le da la Ley a los denunciantes», señaló Pereira; «las redes sociales son unas valiosas herramientas, que tienen una amplia gama para hacer de ellas unos positivos escenarios de análisis y debate, en favor de la sociedad en su conjunto, pero lamentablemente también son usadas de manera perversa, en ocasiones para adelantar infames campañas de desprestigio o presionar decisiones judiciales sin prueba alguna y de manera indebida».
El debate en las redes
Como era de esperarse, apenas se conoció la denuncia de Pereira, en las redes sociales se abrió otra vez el debate sobre la llamada posverdad o ‘fake-news’. En sus cuentas en Twitter y Facebook, el expersonero y defensor de Derechos Humanos Neil Fortich Rodelo publicó: «muy bien representante Pedrito Pereira Caballero, hay que ponerle freno a estos reiterados hechos. Soy amigo de la crítica (pero) argumentada y de la denuncia (pero) responsable».
En similar sentido se pronunció el comunicador social Juan Diego Perdomo, para quien «replicar intrigas anónimas cargadas de calumnias e información sin evidencias ni pruebas es irresponsable y envilece el debate de las ideas. La crítica debe ser mordaz y cáustica, pero constructiva y responsable».
En su cuenta en Facebook, Perdomo señaló que «si yo tengo en mis manos las evidencias de lo que se expone en esa cadena de la que habla Pedrito Pereira Caballero en su denuncia, yo mismo voy encantado a la Fiscalía a presentarlas. Pero es obvio que lo que se quiere es generar opinión con lo que resulta ser solo una mentira, porque no hay pruebas que soporten lo que plantea dicha ‘cadena’ (posverdad). Y eso debe ser rechazado. Yo prefiero plantearme la pregunta, como lo hice hace un par de días: «Noticia sobre suspensión Manolo Duque se conocería el próximo martes. El Consejo Superior de la Judicatura ha aplazado la decisión dos veces; ¿raro no?».
Recientemente, en un análisis titulado ‘La burbuja ideológica (de cómo Facebook nos manipula)‘ (hacer click), el comunicador y líder de opinión señaló que las ‘noticias falsas’ y la ‘posverdad’ no son «tanto una mentira viral sino una afirmación cuya verdad o falsedad no le interesan al que quiere creerla».
Otros cibernautas -sin embargo – se han mostrado contrarios a la decisión del congresista.
Para la ciudadana Ana Eljaiek Ospino, lo que ocurre es que «le dan importancia a lo que no la tiene, para curarse en salud», cuando «lo que hay que cuidar con celo es el ejercicio de la función pública y proyectarse en todo momento como persona honesta e idónea en todos los aspectos de vida».
Y para Júnior Gonzalez Herrera, «sorprende ver que haya individuos que se preocupan más por delitos como el de injuria y calumnia que por la corrupción y el desgobierno que son la fuente de todos los males de Cartagena».