Por Carlos Ardila González *
Desde los Estados Unidos, donde reside desde hace 20 años, el ingeniero civil cartagenero Álvaro González Álvarez publica una columna semanal en Revista Metro en la cual recomienda acciones en materia de hidrología, hidráulica y, particularmente, tratamiento, bombeo y conducción de agua potable y residual.
Y desde allá, donde trabaja como director de Proyectos de una compañía de consultoría en Ingeniería Civil, en el Departamento de Aguas, González Álvarez opina además de forma periódica sobre los más sentidos problemas que aquejan a su Cartagena natal.
Para el investigador y docente universitario, quien es Doctor en Recursos Hídricos e Ingeniería Ambiental, uno de esos problemas -que el Estado colombiano debería comprometerse a solucionar con planes, proyectos y programas efectivos – es el de las inundaciones en casi todos los barrios cada vez que en la ciudad llueve.
Justamente, tras casi cinco años sin venir a Colombia, González llegó a Cartagena y lo primero que hizo fue realizar un recorrido por varios caños y canales de la ciudad.
Y después visitó la oficina de Revista Metro, «porque quería conocer» -como dijo tras los saludos de rigor – «este lugar donde se realiza un control social riguroso y responsable, como el que cada vez requiere más Cartagena».
«Vengo de las Zonas Suroriental y Suroccidental y recorrí sus canales«, señaló casi al llegar; «y tengo que admitir que lo que encontré no es como yo mismo describí en algunas de mis columnas. Es peor«. Y soltó una sonora carcajada.
«Pero, bueno; usted ha reiterado que, desde hace décadas, el Distrito ha realizado cuantiosísimas inversiones para solucionar el problema de las inundaciones pero este, lejos de solucionarse, se ha agravado«, le recordó este reportero; «y ha advertido que varios diseños han sido encargados a los mismos contratistas, y por ello cree que estos tienen alguna responsabilidad. ¿Sigue pensando lo mismo?»
«Mira, pese a que los contratos o convenios interadministrativos son un mecanismo legal, en mi opinión tiene aspectos negativos, principalmente desde el punto de vista técnico, que incluye, por supuesto, la manera cómo se estructuran los presupuestos», respondió; «ahí está el canal del barrio El Campestre y los dos boxculverts sobre el Arroyo Matute. Se suponía que estarían listos en unos seis meses y ya todos sabemos cómo ha transcurrido esa historia. Y ni hablemos de la protección costera. Entonces sí, hay responsabilidad tanto de los contratantes como de los contratistas«.
– Revista Metro: «Pero, en su concepto, ¿cuál es la responsabilidad de cada uno?»
– Álvaro González: «Por parte de los contratantes, los distintos diseños que se han contratado para los drenajes pluviales, en mi concepto, han sido pobremente estructurados. Y ello se explica en parte porque la mayoría de las dependencias del Distrito no tienen personal lo suficientemente capacitado en este tema en particular. Otro aspecto es la ausencia o debilidad de las interventorías. Fíjese usted, Carlos: en Cartagena aún muchos ingenieros civiles no manejan conceptos básicos de hidrología, como las limitaciones del método racional o la generación y ruteo de hidrogramas. Por mi experiencia como docente en varias universidades, sé que muchos alumnos de los programas de Ingeniería Civil y Ambiental salen con vacíos en esta área«.
«Y por el lado de los contratistas, bueno, ¿qué puedo decirte? En mi opinión, muchos se quedaron en la edad de piedra. Solo basta mirar sus análisis hidrológicos e hidráulicos, el planteamiento y estructuración de las soluciones, los presupuestos, solo por nombrar algunos aspectos. Dan ganas de llorar, sobre todo porque se han pagado millonadas de los bolsillos de los contribuyentes en esos estudios. Y muchos nos preguntamos: ¿quién aprobó esos diseños? Y volvemos entonces a lo que le comentaba arriba acerca de las limitaciones en la capacidad técnica de varias dependencias distritales: ello es caldo de cultivo para la máxima popular que dice que ‘en tierra de ciegos el tuerto es rey’«.
– Revista Metro: «¿Qué cree usted que debería hacerse en esa materia y en otras sobre las cuales usted también ha escrito?»
– Álvaro González: «Pertinente pregunta, sobre todo en vísperas de una contienda electoral. Lo primero es reconocer que el estado de los cuerpos de agua de la ciudad es lamentable, y que la infraestructura de Cartagena está vuelta añicos. Te cuento que una cosa es ver fotos y videos, a la distancia, como me ha ocurrido a mí, y otra es ver lo que ocurre directamente, como justamente vengo de hacer, y la situación es lamentable. Cartagena parece una ciudad recién bombardeada. Considero que el próximo alcalde tiene que darse cuenta que no se puede seguir echando mano de las mismas fórmulas que no han funcionado. La ciudad no puede seguir por esa senda. Fíjate: tanto que habló Dau contra los convenios interadministrativos con la Universidad de Cartagena y terminó haciendo uso de esta fórmula«.
– Revista Metro: «Pero, Doctor González, ¿por qué, si los convenios interadministrativos son legales, usted definitivamente los descalifica?»
– Álvaro González: «Mira, todo indica que ha sido la falta de planeación de los proyectos y de visión de ciudad, y quién sabe qué otros intereses más, es lo que ha llevado a muchos mandatarios a decantarse por este mecanismo de contratación, que les evita pasar por un proceso licitatorio (que es más riguroso e incluye interventoría), pero a un costo enorme para los intereses de la ciudadanía».
«En este tema, y de cara a las próximas elecciones, hay que tener una conversación seria, basada en lo técnico. Ya basta de charlatanería, de amiguismos, de sensiblería y posadas victimizaciones. Sí o sí, hay que optimizar cada peso invertido en infraestructura, buscando, en lo posible, un retorno que tenga impacto social, por ejemplo, disminución del riesgo de inundación en las comunidades, reducción de zonas no transitables por inundaciones, ordenamiento territorial, creación de corredores lineales asociados a los drenajes, etc.».
«Mejor dicho: la guachafita de los convenios interadministrativos en temas de infraestructura, incluyendo los drenajes pluviales, tiene que acabarse. En mi experiencia en los EE.UU., jamás he visto que una universidad sea el principal consultor en temas de infraestructura de una ciudad. Zapatero a tus zapatos. Y hablando de elecciones, ya ve uno algunas candidaturas que representan la continuación del statu quo. Pobre Cartagena, parece que estuviera condenada al fracaso«.
* Director de Revista Metro
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