Por José Carlos Puello Rubio *
En columnas anteriores en este mismo portal he venido sosteniendo que este 29 de octubre, ahora más que nunca, ante el reinante desgobierno en Cartagena y la crisis que ha causado, los cartageneros estamos obligados a no volvernos a equivocar al momento de elegir a quien deberá ocupar la Alcaldía durante el próximo cuatrienio.
Lo que ha ocurrido no nos deja alternativa: ya basta de elegir personas sin méritos, sin la preparación y el liderazgo requeridos y, sobre todo, sin experiencia para gobernar. O, lo que es peor, con experiencia en gobierno, pero con un paso por la Administración Pública inadecuado y fallido, con acciones u omisiones que dejaran mucho que desear.
Ante el reciente fracaso no nos queda de otra: debemos eligir con cabeza fría, con el cerebro y no con el corazón. Y si vamos a votar apasionadamente, pues hagámoslo por la pasión de promover un auténtico desarrollo, por alguien con ejecutorias demostrables.
El próximo alcalde de Cartagena debe ser un auténtico líder, pero también un gerente; debe tener un programa de gobierno ambicioso pero realizable, el cual, al terminar el cuatrienio, deje una ciudadanía adicta al progreso, para que siga votando por profesionales que no vuelvan -jamás – a detener el ritmo del progreso. Por el contrario, que continúen trazando el desarrollo de la ciudad mirándose -humildemente – en el espejo de su antecesor y no permita, irresponsablemente, que se vuelva atrás.
En pocas palabras: el reto del próximo alcalde de Cartagena es sembrar la semilla del progreso, que genere frondosos árboles frutales de cuyas sombras el cartagenero no se separe jamás.
Por todo lo sucedido, el próximo mandatario debe dividir la historia de la ciudad en dos: una antes y otra después de él. Que, con el pasar del tiempo, se comente que el cambio de Cartagena inició con él, y no al revés: que su deterioro institucional comenzó tras culminar su periodo.
De seguro, si el nuevo gobernante hace las cosas bien y logra ese cometido, no volverán a ganar las elecciones candidatos populistas y demagogos como los que tanto daño le han hecho a la ciudad.
Las comparaciones son odiosas, pero debemos imitar lo bueno: Barranquilla lo logró con Álex Char.
Hoy, aunque con inocultables lunares, la capital del Atlántico es una de las ciudades más pujantes y prosperas de Colombia. Por encima de Medellín, que cargaba con la fama de haber tenido varios de los mejores gobiernos, pero llegó el populismo y la demagogia y retrocedió. E igual ha pasado en Bogotá y Cali.
Barranquilla lleva cuatro administraciones seguidas con excelentes resultados; dando ejemplos de buen gobierno. Hoy, desde su casa, sin salir a ningún otro barrio si así lo quiere, Álex sería elegido alcalde nuevamente. Las encuestas lo dan como ganador por encima del 80%. Y se lo merece. Es lo bueno de la figura de la reelección: un premio al buen gobernante y un castigo a quien no lo haya hecho bien, quien no sería elegido si su mandato fue errático y no abrió el camino a sucesivos buenos gobiernos.
Por ello, aspiro a que el próximo alcalde de Cartagena tenga un perfil como el de Alex: ejecutor, visionario y realista. Debe ser serio, respetuoso y comprometido con la ejecución de un buen gobierno. Ya basta del perrateo de elegir en Cartagena por changongueria, demagogia, victimización o, en general, mediante artilugios que solo busquen exacerbar un pasión.
Cartagena necesita, hoy más que nunca, un auténtico líder, que trabaje responsablemente 24/7, y que, con su buen ejemplo, imponga autoridad en una ciudad cuyo Centro Histórico parece Sodoma y Gomorra, donde dan ganas de llorar con solo ver la anarquía de su entorno, y donde asesinan a diario sin que sus autoridades civiles hagan absolutamente nada para detener ese macabro baño de sangre.
Solo poniendo lupa a lo que ocurre en el Centro Histórico y su área de influencia nos lleva a pensar en la necesidad de no volver a equivocarnos. ¡Ese sector, como toda la ciudad, deben rescatarse de manera urgente! El turismo está en cuidados intensivos. No matemos la gallina de los huevos de oro. Cada día más, amigos del interior me dicen que ya no les provoca pasear por el Corralito de Piedra. Debería el actual gobierno, en lo que resta de su mandato, hacer algo por la seguridad del Centro y, en general, de Cartagena. Lastimosamente, como se dice en el argot popular, hasta donde llovió hubo barro.
De cara a las próximas elecciones tenemos que admitir que sí hay personas capaces. No tengo temor de mencionar los nombres de algunos. Como ciudadano, puedo hacerlo. Y es mi derecho.
Lo que anhelo que ocurra en Cartagena, con una versión mejorada, lo que está pasando en Barranquilla. De hecho, para no ir muy lejos, podríamos mirar lo que le está pasando en la Gobernación de Bolívar.
Sin duda, Juan Carlos Gossaín sembró una semilla que germinó en buen gobierno, en modernización de la Administración Departamental y, consecuencialmente, en mejoría de la calidad de vida de muchísimos bolivarenses. Cambió la forma de gobernar y le dio otra cara al Palacio de la Proclamación.
¡Tirios y troyanos, aunque algunos en silencio, reconocen que gobernó bien! Saneó las finanzas del Departamento y dejó obras que mostrar a lo largo de todo el territorio. Y la gente, entusiasmada, siguió eligiendo bien. Y, sí, eligieron a otro amigo, casi contemporáneo y de la misma Facultad de Derecho de la Universidad de Cartagena de la cual soy orgullosamente egresado. Me refiero a Dumek Turbay, quien gestionó la construcción de centenares de kilómetros de vías nuevas y escenarios deportivos al por mayor y al detal. Dignificó a los deportistas bolivarenses, incluidos -claro está – los cartageneros. Y en cuanto a salud, su administración construyó y dotó el nuevo Hospital de Simití, dotó decenas de centros de salud de otros municipios, compró 24 ambulancias, etc. En el ámbito cultural se fortalecieron los festivales de los Montes de María, el de bandas en Cartagena y el de jazz de Mompox. Dumek Turbay trabajó incluso por los animales, creando el centro hospitalario canino ‘El Guardián’. Fue algo novedoso. Y la primera dama de Bolívar trabajó duro promoviendo su trabajo social con programas como ‘Amamantar es amar’ y ‘Mueve mi futuro’, que llevaron progreso y bienestar a los bolivarenses. Y aquí, un reconocimiento: también fue muy activa, y eficiente, la esposa de Juan Carlos Gossaín. Hubo un contagio de buen gobierno.
Hoy, paradójicamente, el actual gobernador, a quien el alcalde Dau, en campaña, no bajó de malandrín, ha ejecutado el presupuesto departamental de forma mucho más eficaz y efectiva que el del gobierno distrital. En materia de ejeción de acciones de gobierno no hay punto de comparación. Y es que en el Departamento ya pasa otra cosa: se respira progreso desde hace varios años. Y así muy seguramente seguirá ocurriendo. Y ese es el cambio que debemos propiciar en Cartagena. Esta ciudad se lo merece.
Se trata, entonces, de buscar un balance entre una persona con conocimientos claros de la cosa pública; con conocimiento de la ciudad en todos sus sectores; que conozca además a la dirigencia de la ciudad; y que cuente con una vasta experiencia, pero resultados comprobados y no dudosos ni lunares que aún están por explicar.
Yo nací en Arjona, Bolívar, pero me siento cartagenero por adopción; y con mucho orgullo. A Cartagena la amo con el corazón. Me lo ha dado todo: mi educación, mi esposa y mis hijos. Y por eso quiero verla como la ciudad más próspera en los próximos 15 o 20 años. Por nuestros hijos y futuros nietos. Por todo ello… ¡debemos empezar ya! !Debemos avanzar!
Elijamos bien, repito. No me cansaré de hacerlo. Llegó la hora de que cese la horrible noche. Para la Alcaldía y el Concejo respaldemos candidatos idóneos, con credenciales comprobadas, que tengan un currículo que mostrar. ¡Y votemos por los más capaces! Tenemos que dejar de convertir la elección popular de alcalde en un relajo, en un juego peligroso e impredecibles consecuencias,
¡Por quien votar sí hay! Analicemos muy bien las hojas de vida de los candidatos; pongámosle lupa a sus acciones y omisiones. Yo sé ya por quién lo haré. Yo no saltaré al vacío. Votaré a lo seguro. Y a eso invito a la ciudadanía. Por la seguridad y el progreso de Cartagena: ¡avancemos!
* Abogado, especialista en Derecho Administrativo, Seguridad Social y magister en Derecho Público. Exprocurador Administrativo, exalcalde encargado de Cartagena, exsecretario del Interior y Convivencia Ciudadana, exsecretario general del Concejo de Cartagena.
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