Por Maomar Montes Mercado *
Algunos nos presentan la experiencia y la teoría como dos fuerzas opuestas, en una falsa dicotomía que busca establecer una jerarquía entre ellas. Sin embargo, la verdadera riqueza de ambas reside en su complementariedad.
La experiencia nos conecta con la realidad a través de los sentidos, acumulando conocimientos prácticos. Por ejemplo, un ingeniero aprende a construir puentes no solo leyendo sobre la física estructural, sino también enfrentándose al desafío de diseñar y construir uno en el mundo real. En contraste, la teoría surge de la reflexión y el análisis, ofreciendo un marco conceptual para interpretar nuestras observaciones y comprender el mundo que nos rodea.
Cuando la experiencia y el conocimiento teórico se separan, pueden surgir problemas. Imagina a un abogado que confía únicamente en su experiencia práctica, descuidando la actualización de sus conocimientos legales. A pesar de su amplia experiencia, su falta de familiaridad con las nuevas leyes y precedentes puede llevar a errores costosos y a una deficiente defensa legal.
Ambas son esenciales para entender el mundo: la experiencia sin teoría es como estar a ciegas, y la teoría sin experiencia es como hablar sin saber de qué se trata. Separarlas causa problemas: una educación solo teórica brinda conocimientos sin habilidades prácticas, y una basada solo en la experiencia limita el análisis y la comprensión.
La solución reside en armonizarlas. Fomentar el aprendizaje experiencial, la investigación aplicada y el diálogo entre diferentes disciplinas y sectores de la sociedad. Implementar programas de formación docente que incluyan experiencias prácticas, currículos flexibles que integren proyectos de investigación y metodologías de enseñanza activas.
Nuestro avance hacia un conocimiento más completo y transformador depende de nuestra capacidad para valorar tanto la experiencia como la teoría. Es imperativo reconocer que una educación sesgada hacia uno u otro extremo solo nos deja con una comprensión parcial de la realidad, limitando nuestras habilidades prácticas y nuestro análisis crítico.
En este diálogo del conocimiento hay que evocar la sabiduría popular que nos enseña que «la práctica hace al maestro, pero la teoría lo perfecciona«.
Reconocer la importancia tanto de la experiencia como del conocimiento teórico nos permite trazar un camino hacia un futuro más brillante y equilibrado.
* CEO de Lextalegal y Netjur; abogado, especialista en Derecho Administrativo; programador; candidato a magister en Derecho Digital.
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