Por Juan Correa Reyes *
Después de un silencio prolongado ocasionado por el archivo definitivo del proyecto del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial -POT, nuevamente habló públicamente el secretario de Planeación para declarar que “habrá POT en 2024, pero lo deberá presentar el próximo alcalde”. Sus principales afirmaciones en ese sentido fueron las siguientes:
“Nosotros insistiremos porque es lo que nos corresponde, creo que las dinámicas que tiene este proceso todos las conocemos y cada uno las abordará desde los roles que le corresponden. Así lo estamos haciendo nosotros con convicción, compromiso, responsabilidad y sin temor de que algunos actores con poder o recursos de acción hagan que sus intereses mezquinos estén por encima de lo que la ciudad necesita”
“No es posible llevarles sus equipamentos y servicios públicos a sus barrios porque el POT no sale, porque una, dos o tres personas no quieren que salga”.
Con respecto a la primera afirmación, tiene toda la razón en el sentido que es el responsable por el proceso y debe bregar por avanzar. Donde se equivoca de manera apreciable es cuando expresa que quienes no hemos compartido sus actuaciones costosas y equivocadas lo hacemos para lograr que nuestros “intereses mezquinos estén por encima de lo que la ciudad necesita.”
Esto significaría que la ciudad necesita que se derogue toda la reglamentación de ordenamiento territorial vigente y que el Concejo Distrital delegue en la próxima administración dicha reglamentación, como lo propone el proyecto del secretario. Este exabrupto equivale a dejar el inmediato desarrollo territorial distrital en el aire.
Aquí es necesario resaltar lo siguiente: si alguien es un desarrollador o un residente que desea construir un inmueble acude a una Curaduría, presenta el proyecto arquitectónico acorde con las normas vigentes desde 2001 y puede tramitar su licencia de construcción sin inconvenientes. Una vez recibida esa licencia puede construir su(s) inmueble(s). ¿Cuál es la restricción de un POT (2001) “viejo y obsoleto”, que amerita que cualquier proyecto nuevo sea mejor?
Así que decir que no pueden llevar los equipamentos y servicios públicos a los residentes de zonas subnormales no es el resultado -como cree el secretario – de que “una, dos o tres personas no quieren que salga el proyecto” que llevaba a toda prisa y con la fallida campaña de marketing digital #POT va pa’lante. Entonces, ¿cuál ha sido la pregonada participación ciudadana, si solo es válida la versión oficial del ordenamiento territorial?
Sin embargo, así como insistentemente intenta sacar adelante un proyecto incompleto y sin validación ciudadana, el secretario de Planeación se ha abstenido de responder las preguntas que vienen planteando los gremios y sus críticos:
1. ¿Por qué insiste el secretario de Planeación en no realizar el registro y validación de las actuaciones de ordenamiento territorial con el acompañamiento del Consejo Consultivo de Ordenamiento Territorial para reconstruir el informe de Seguimiento y Evaluación, dado que el informe existente fue realizado de manera autocrática por la Secretaría de Planeación en octubre de 2020? Este es un vicio de nulidad del actual proyecto que se denomina en Derecho “el fruto del árbol envenenado”.
2. ¿Por qué el proyecto POT 2023 carece de una memoria explicativa donde se describan y justifiquen todos los cambios propuestos en la reglamentación del ordenamiento territorial vigente (POT 2001), y cuáles son los argumentos que sustentan la ampliación de la zona urbana, la disminución de la zona rural suburbana y la ampliación de la zona rural (POT 2023)?
3. ¿Por qué no se ha presentado un plano o mapa de Acuacar E.S.P donde se identifique el perímetro sanitario (cobertura de agua potable y alcantarillado) de la Ciudad de Cartagena con los puntos georreferenciados de coordenadas geográficas?
Igualmente, nos parece sumamente importante que el secretario le responda a la ciudad esta pregunta final:
¿Cuáles son las razones por las cuales le presentó a la ciudadanía un proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial sin una reglamentación urbanística, a pesar de lo cual lo pondera como lo que la ciudad necesita?
Fíjense que lo que hereda el próximo alcalde es un gran problema, pues este deberá organizar toda esta información con un nuevo equipo, porque al actual se le vencen las órdenes de servicio el 31 de diciembre de 2023. ¿Hasta ahí llegara la memoria institucional?
Entonces, el secretario no es claro al realizar la siguiente afirmación:
“La nueva administración tendrá un insumo de donde partir; que no tiene por qué partir de cero; que no hay por qué partir de cero; ahí hay un trabajo valioso, significativo”.
Sin duda alguna, la partida de cero a nuestro entender significa corregir y validar el informe de seguimiento y evaluación realizado por la Secretaría de Planeación en octubre de 2020, de lo cual fue advertido el actual secretario de Planeación por la Sociedad Colombiana de Urbanistas desde junio de 2022.
Realizada la corrección de este vicio de nulidad (el fruto del árbol envenenado), se deberá salir de ese laberinto de productos generados por las múltiples órdenes de servicio y contratos inconclusos, como los estudios de INYPSA, de riesgo de Edurbe, y el Plan Vial de la Universidad Nacional de Colombia.
Además, el próximo Gobierno tendrá que revisar la fundamentación del modelo de ocupación territorial (dado que no se conoce una memoria explicativa del proyecto) y proceder a formular una reglamentación urbanística, dado que esta es una importante carencia del actual proyecto.
Un consejo final: sería de mayor beneficio para la ciudad que tanto la Secretaría de Planeación como la Coordinación Técnica del Plan de Ordenamiento se dedicaran en estos dos meses y medio que resta del año a organizar el informe final de la contratación realizada en el proyecto del POT y a recopilar los productos resultantes de las asesorías y consultorías, pues ya casi llega el periodo de empalme con el alcalde electo, quien vendrá con un nuevo Programa de Gobierno y debe acatar las normas de ordenamiento territorial del actual Plan Nacional de Desarrollo (no incluidas en el POT 2023).
Creer que al actual proyecto archivado será la columna vertebral del proyecto de POT de la próxima Administración no es más que una ilusión y algo de soberbia.
El tiempo de este Gobierno para el ordenamiento territorial se terminó, pues en estos temas no funciona gobernar hasta el último día. Eso solo sirve para contratar, porque -cómo no – dos meses y medio aún es suficiente tiempo.
Los gremios y la sociedad civil seguimos esperando respuestas a estos interrogantes que hasta el momento no han merecido comentario oficial alguno.
O sí: las respuestas han sido unos Tik-Toks, como si la ciudad fuera un juego…
* Economista, MSS PhD, profesor titular de la Universidad de Cartagena
.