En una columna publicada en vísperas de una elección a la Alcaldía de Cartagena, decía el director de Revista Metro que la conocida ‘Prueba cuádruple‘ de los Clubes Rotarios («De lo que se piensa, se dice o se hace: 1 – ¿Es equitativo para todos los interesados? 2 – ¿Creará buena voluntad y mejores amistades? 3 – ¿Será beneficioso para todos los interesados? y 4 – ¿Es la verdad?«), que aplican millones de empresarios, empleados, trabajadores independientes y líderes sociales de todo el mundo, no se puede aplicar a plenitud en el ejercicio del Periodismo.
La razón esbozada por el director de este portal para hacer esa afirmación es que, como la esencia del Periodismo es la verdad, se entiende que su ejercicio no beneficie a todos por igual.
De hecho, una prensa libre, comprometida -como debe ser – con el bien común, afecta irremediablemente los intereses particulares de ciertos actores, y en consecuencia no creará entre estos buena voluntad (leer ‘La prueba cuádruple del Periodismo‘).
Para el análisis de lo que ha sido, es y será el cubrimiento periodístico de Revista Metro a las actuales campañas, otro tema es el referido a los prejuicios que suelen aflorar en toda reportería o entrevista.
«Tratamos de hacer reportería en contra de nuestros prejuicios y preferencias para filtrar esos sesgos«, ha dicho Juanita León, la directora de La Silla Vacía.
Pero es claro que no todos los periodistas hacen ese esfuerzo. Sobre todo en los medios de Bogotá cuando de cubrir los temas de la periferia del país se trata, los recelos, suspicacias y prevenciones, y, de igual forma, los privilegios, predilecciones y parcialidades, suelen manifestarse a cada instante.
Pero se entiende. Según la Real Academia Española, prejuicio es: «Acción y efecto de prejuzgar» y «Opinión previa (…) acerca de algo que se conoce mal«, y es claro que es así: «se conoce mal«.
Un ejemplo reciente de este hecho se dio durante el programa ‘Hora 20‘ en el que participaron como panelistas, entre otros, Ricardo Santamaría, un «politólogo, periodista y consultor» de Bogotá, y José Villamil, un «consultor en Gobernanza y comunicador social – periodista» de Cartagena.
Durante el panel, el primero: Santamaría, se explayó en elogios a la exalcaldesa de La Heroica, Judith Pinedo Flórez, a quien aconsejó durante su gobierno, hace 12 años, en temas mediáticos; pero esto no lo dijo durante el programa.
Mientras que el segundo: Villamil, al referirse a los candidatos a la Alcaldía, aseveró que sin excepción todos empujaban sus campañas con prácticas clientelares, a lo cual reaccionó la conductora del programa, Diana Calderón, con un inopinado regaño. «¿Por qué la ubica usted en ese escenario de la maquinaria clientelar?«, lo inquirió reiteradas veces.
Y también quiso saber, sorprendida, por qué Judith Pinedo «ha caído en una especie de bache entre su salida de la cárcel y el despegue de su candidatura (…);» y «que no haya despegado«.
Por lo visto, ni la conductora de ‘Hora 20’ ni sus panelistas; ni la mayoría de los periodistas, directores y editores de medios nacionales, por lo visto también, sabían ni aún saben con qué inquietantes apoyos políticos contaba para esos días Pinedo Flórez. Y en ciertos casos aún cuenta.
O tal vez algunos lo sabían. O lo supieron después. Pero lo evidente es que en muchos pesan más los prejuicios y preferencias que la verdad que debe primar en el Periodismo.
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