Ayer, a través de la plataforma Zoom y distintas redes sociales, se llevó a cabo la conversación ‘¿Qué hacemos con Dau?‘, convocada por Revista Zetta con el respaldo del portal Revista Metro y el Canal CNC Cartagena, durante la cual periodistas, veedores ciudadanos y dirigentes cívicos y políticos locales expresaron sus criterios sobre la preocupante crisis que por las más diversas causas padece la Ciudad Heroica.
Durante dos horas: de 8 a 10 de la mañana, bajo la moderación del abogado y periodista John Zamora Melo, director de Revista Zetta, y la coordinación del también periodista Carlos Ardila González, director de Revista Metro, se llevó a cabo un diálogo franco, abierto y sin tapujos, en el que la única regla fue el debido respeto tanto a los participantes como a todos las personas -servidores públicos o no – que fuesen mencionados durante la conversación.
«Duros con los hechos«, si fuese necesario, porque la gravedad de lo que ocurre en Cartagena amerita que se hable con la verdad, sin eufemismos, «pero suave con las personas«, porque justamente hay que evitar que siga cundiendo el mal ejemplo que ciertos actores vienen dando desde la institucionalidad.
Con esa consigna, la docente y lideresa social Gloria Elena Gil, el abogado y activista social Nixon Torres Cárcamo, el ingeniero y consultor senior Eduardo Arellano González, el ambientalista y director de la corporación ‘Verde que te quiero verde’ Haroldo Rodríguez Osorio, el cronista deportivo y director de la Revista Córner Ricardo Bello, el periodista y director de ‘Ideas Políticas’ Carlos Figueroa Díaz, el abogado y director de la Fundación Cívica y Social pro Caribe -Funcicaribe-, Abelardo Meza Herazo, y el abogado y dirigente político Danilo Contreras Guzmán, expusieron las razones por las cuales -según la particular visión de cada uno – Cartagena viene presentando, cada día más, un inquietante deterioro tanto en materia de infraestructura como en aspectos sociales, políticos e institucionales.
Para Gloria Elena Gil, aunque hay que reconocer que la ciudad se ha visto afectada por distintos gobiernos, «lo que sí es claro es que en esta administración se ha exacerbado (…); la ciudadanía votó por un modelo disruptivo, por lo que venía pasando en la ciudad, pero nos fuimos al otro extremo, donde el alcalde (…) el morbo que tiene por el chisme, por esos señalamientos a todo el mundo«, ha motivado una «poca gestión que es preocupante ya«.
En concepto de Eduardo Arellano, es claro que quien fue elegido alcalde fue William Dau, y es él quien debe decidir qué hacer, pero también lo es que la ciudadanía tiene derecho a hacerle ver que está en mora de aprovechar las oportunidades para promover las mejoras de la ciudad. «Lo que debemos hacer«, dijo, «no es trazar una hoja de ruta, ya que no somos los indicados, pero sí manifestar (…) nuestras posiciones y que él sepa que Cartagena (..) sí tiene personas que les duele la ciudad por lo mal que él está gobernando«.
También sobre la gestión del alcalde, Nixon Torres cuestionó que se mantengan «platas acumuladas» en los bancos, a la manera de los fondos buitres, «mientras la gente se está muriendo de hambre» y está pidiendo que en sus barrios «no naden en la mierda que brota de las alcantarillas que aún no estando en invierno, sino en verano, a la gente le toca colocar tablillas de madera para poder cruzar de un extremo a otro«.
Sobre las causas del actual desgobierno local, Uriel de Arco, tras recordar que él hizo parte de la actual administración distrital y, por ello, sabe muy bien de qué habla, manifestó que, sin duda, se trata de una ausencia de competencias. Para implementar debidamente las políticas públicas requeridas, dijo, se «necesita de un proceso de planeación, de organización, de dirección, de control«, pero para ello hay que tener unas habilidades, unas destrezas…
Para Carlos Figueroa, «el meollo del cuento» es el mal manejo que le ha dado el Distrito a su presupuesto, ya que no se entiende que los índices de ejecución presupuestal, durante los dos años que ya lleva al frente de su cargo el alcalde William Dau Chamatt, hayan estado tan bajos, con tantos planes, programas y proyectos que la ciudad necesita que se desarrollen.
Con ello estuvo de acuerdo Abelardo Meza, quien, en apoyo de sus conceptos, señaló cómo el Distrito, «por física y total negligencia, ineptitud y falta de capacidad» permitió que se perdieran más de $7 mil millones que el Gobierno Nacional había dispuesto en la administración anterior para la modernización de su área de informática.
Por su parte, Haroldo Rodríguez aprovechó su espacio en el conversatorio para cuestionar el manejo que a los temas ambientales han dado los actuales funcionarios del Distrito, durante los 24 meses que llevan al frente de sus cargos, y para sugerir que «la red de bibliotecas sean unos mini museos, articulados (…), para que la gente dialogue y se reúna a través de la memoria de su barrio y sus colectividades, a través de la oralidad y de la música».
Y Danilo Contreras, refiriéndose al nombre del conversatorio: ‘¿Qué hacemos con Dau?’, manifestó que justamente «es lo que estamos haciendo; la ciudad necesita recapitular, reflexionar, sobre todo lo que va aconteciendo«. Y, tras señalar que, aunque es claro que en el Distrito no se vienen haciendo las cosas bien, advirtió que no debe olvidarse que la llegada de William Dau fue en rechazo a la forma cómo la ciudad venía siendo administrada. «Los gremios, los periodistas, los ciudadanos, los veedores, los sindicatos, las organizaciones sociales tienen que hacer una gran reflexión«, aseveró; «yo todavía veo mucha gente que no se está dando cuenta del daño que el señor William Dau le está haciendo a la ciudad«.
Al finalizar el encuentro, sus promotores se comprometieron a convocar otros similares. «El próximo deberá ser para reflexionar sobre qué debemos hacer con el Concejo«, manifestaron.