Por Carlos Ardila González *
Desde el pasado 17 de noviembre, una de las noticias más difundidas y comentadas en Colombia es que el empresario Carlos Mattos Barrero, a quien las autoridades colombianas sindican de haber sobornado a varios integrantes de la Rama Judicial de Bogotá, fue finalmente trasladado a Colombia luego de que la Audiencia Nacional de España aprobara su extradición.
Concretamente, al empresario colombo-español se le acusa de haber pagado en sobornos más de $2.500 millones a varios funcionarios judiciales para desviar una tutela hacia el despacho de un juez que también enfrenta un proceso en su contra, con el fin de que este le otorgara una medida cautelar.
No obstante, más que sobre los aspectos jurídicos del proceso que hoy lo tienen recluido en La Picota, en las redes sociales los comentarios giran en torno al aspecto del Mattos de hoy, después de su captura; y la inevitable comparación que muchos hacen con el Mattos de ayer, cuando hasta algunos poderosos caían rendidos a sus pies, dispuestos a cumplir sus deseos.
Al polémico empresario se le recuerda en Cartagena -sobre todo – por unos hechos que ocuparon la atención de los medios de comunicación tanto locales como nacionales.
Uno sucedió en septiembre de 2015, cuando el entonces candidato a la Alcaldía Antonio Quinto Guerra Varela participó en el sector El Papayal del barrio Torices en un evento en compañía de varios dirigentes políticos y empresariales, entre ellos Carlos Mattos.
Ese día, de acuerdo con La Silla Vacía, el propio candidato confirmó que contaba con el respaldo del entonces presidente de la Hyundai Colombia Automotriz. “Así es: Mattos me acompaña, él tiene acá empleados y empresas, y ha visto que yo soy la persona con más experiencia para gobernar”, admitió Guerra Varela al prestigioso portal.
Pero un hecho más singular sucedería días después. En un debate de los aspirantes a la Alcaldía de Cartagena organizado por RCN Radio, Guerra Varela manifestó que, para mitigar los problemas de movilidad de la ciudad, debía construirse un puente vehicular entre Chambacú y El Cabrero. Es “necesario e indispensable”, aseveró.
El hecho es que, como habrían de advertir varios medios de comunicación, dicho puente era el mismo que en distintos escenarios había mencionado Carlos Mattos como parte de un megaproyecto urbanístico que planeaba desarrollar en Chambacú.
Años antes, el empresario le había propuesto a la administración de Judith Pinedo que él pagaba la obra de su bolsillo a cambio de que lo exoneraran del pago de impuestos futuros y -además – de que se le permitiera construir 10 pisos más de lo establecido en el POT para el lugar, pero la alcaldesa se negó porque la altura propuesta impactaba negativamente el emblemático Castillo San Felipe de Barajas, como años más tarde habría de ocurrir con el edificio Aquarela. Como debería saberse, desde 1984 dicha fortaleza hace parte de la lista Patrimonios de la Humanidad elaborada por la Unesco, al igual que el Centro Histórico de la ciudad y el conjunto de fortificaciones que lo circundan.
A pesar de ese traspiés, Mattos vio una luz al final del túnel cuando, tras vencerse el periodo de Judith Pinedo, ganó la Alcaldía Campo Elías Terán (q.e.p.d.), cuya campaña había apoyado. No obstante, aunque una vez posesionado el experiodista advirtió que el proyecto de Mattos iba «duélale a quien le duela«, su muerte -finalmente – le impidió cumplir su promesa.
Meses después: en abril de 2013, como revelara en primicia Revista Metro, el ingeniero Carlos Otero Gerdts (q.e.p.d.), a la sazón alcalde encargado de la Alcaldía por una incapacidad médica del titular, viajó de Bogotá a Cartagena en un avión de Mattos y, tras su arribo al aeropuerto local, se trasladó con él -también en un vehículo del magnate – al lugar donde se planeaba construir el megaproyecto. Pero tampoco en esa ocasión la iniciativa cuajó (leer ‘¿Por qué el alcalde viajó en el avión de Mattos?‘).
Tras la revelación de Revista Metro, varios analistas cuestionaron que un proyecto polémico sobre cuya legalidad había serias dudas, y que en todo caso implicaba tomar decisiones que afectarían un invaluable bien patrimonial como el Castillo de San Felipe, lo dilucidaran el interesado y el propio alcalde -como se hizo – de forma extraoficial.
En su cuenta en Twitter, el escritor y columnista Óscar Collazos (q.e.p.d.) interrogó a la Procuraduría: “¿Es correcto que alcalde (e) de Cartagena viaje en avión privado de un empresario a visitar su proyecto económico en la ciudad?”.
El caso es que la revelación sobre el viaje del alcalde (e) en el avión de Mattos y su reunión privada con este, y el escandalo suscitado por todo lo que ello implicaba, fue calificado por Mattos como una persecución, por lo cual tomó la decisión de posponer la ejecución del proyecto de forma indefinida.
Lea ‘Carlos Mattos: las vueltas que da la vida y su ‘Cartagena Connection’ – II‘
* Director de Revista Metro