Por Juan Francisco Conrado Ovalle *
Cuando hacemos referencia al tres a uno queremos señalar el tiempo que le queda al actual alcalde de Cartagena de Indias, William Dau Chamat, y al año ya transcurrido desde su elección.
Observando lo realizado desde el momento de su posesión podemos señalar algunos aspectos de la impronta de la actual administración distrital. Por una parte en destacable la forma como accedió el burgomaestre al Palacio de la Aduana, rompiendo costumbres clientelares tradicionales, exponiendo ante los electores dos propuestas fundamentales: “La lucha contra la corrupción y la Pobreza”, realizando señalamientos directos vía redes sociales, contra personas cuestionadas con actividades políticas recientes, tanto a nivel local como nacional; también denunciando a contratistas de dudosa reputación, algunos con presuntos vínculos con organizaciones al margen de la Ley. El lenguaje directo utilizado por Dau Chamat, revelando posibles actos de corrupción y los miles de millones de pesos que han ido a manos de los piratas del erario, potencializó su candidatura, por el rechazo de los electores, que vieron algo diferente a elegir, en una ciudad de la cual han abusado no solamente la clase política sino también otros actores estratégicos que siempre han priorizado sus intereses personales o los del sector que representan.
Podemos señalar que el burgomaestre dio un paso importante venciendo el primer escollo al ser electo como alcalde, con lo cual adquiría un gran compromiso al marcar un nuevo rumbo para acceder al poder y consecuencialmente orientar la ciudad hacia un desarrollo social y económico sostenible, bajo prácticas administrativas diferentes.
Transcurrido prácticamente el primer año de gobierno son pocos los logros obtenidos y mucha la incertidumbre creada, ya que, si bien es cierto, la aparición del Covid-19 cambió las prioridades de todos los gobernantes, en medio de la pandemia se han visto en otros lares tareas orientadas a buscar soluciones, no solo al fenómeno imprevisto, sino en acciones para dinamizar las actividades productivas tanto tradicionales así como otras donde ha imperado la innovación.
En ese orden de ideas, es pertinente que el alcalde reflexione sobre el tiempo transcurrido y lo realizado; determinando a futuro claramente el rumbo de la administración. Indicamos directamente al señor alcalde ya que, en otras circunstancias, lo señalaríamos a él y a su equipo de gobierno, pero hasta hoy no se percibe que este exista.
Sobre la cabeza de Dau Chamat hoy recae una gran responsabilidad con toda la ciudadanía cartagenera, dado que no basta denunciar con o sin pruebas contundentes y vencer a los políticos tradicionales en su manera de acceder al poder. Hoy por hoy se espera que de una manera seria, planificada y transparente la administración comience a revelar resultados desde las diferentes dependencias.
No son pocas las voces de diferentes ámbitos que están expresando su descontento con lo hasta hoy mostrado por la administración, llegando incluso a plantear algunos sectores iniciar proceso de revocatoria del mandato a partir de enero 2021.
No podemos equivocarnos ni dejarnos arrastrar por aquellas voces que le apuestan todo al fracaso de la administración actual, para que vuelvan los depredadores sacando pecho indicando que ellos sí saben de administración pública y como se manejas las cosas.
Alcalde, con el mayor respeto, su rol actual en la ciudad no es de activista anticorrupción, es el de alcalde, lo cual no implica bajo ninguna manera que deje su lucha contra cualquier manifestación de corrupción. La ciudadanía aún espera que usted no pase a la historia como un mandatario que generó gran expectativa y terminó labrando una gran decepción.
Mas concertación, menos confrontación, manos a la obra. Aún está a tiempo, le quedan tres años de su mandato.
* Ingeniero industrial, docente universitario y consultor empresarial.
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