Por Juan Diego Perdomo Alaba *
El de Manolo Duque es un gobierno débil y de bajísima tensión; existe pero es prácticamente inercial, como la primera ley de Newton: “Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que otros cuerpos actúen sobre él”. El de turno conserva el movimiento pero sin cambios de dirección.
Dionisio Vélez dejó a Cartagena endeudada, con decenas de proyectos de infraestructura inconclusos; pero qué vergüenza que un año después Duque lo culpe de su propia incapacidad para ejecutar y gobernar. Si ante ese escenario los dueños del proyecto político Primero la Gente sabían que la mano iba a estar dura, ¿para qué lo montaron en esa ‘vaca loca’? Pues no hay excusas, señores, ¡a trabajar!
El alcalde de Cartagena, de bajos índices de favorabilidad según las encuestas realizadas en el último tramo de 2016, no obstante, promete que este que comienza será “el año de los macroproyectos”. Ojalá cumpla, pues su año de gracia pasó.
Y es que en ese primer año la dinámica de lo público no permite medir las metas de un programa de gobierno; solo la armonización presupuestal y el plan de desarrollo se llevan casi medio año, por eso la revocatoria del mandato de alcaldes y gobernadores a un año de gobierno es para mí un contrasentido. Además ataca la voluntad popular, pero ese análisis es materia para otra columna.
No me entusiasma una revocatoria al mandato de Duque por varias razones. Esta suerte de maraña urbana en que se ha convertido Cartagena no está preparada para un limbo político. No soportaríamos otra crisis de gobernabilidad. La bomba social tiene que explotar como una consecuencia natural de un mal gobierno. Además no asoma un proyecto maduro y estructurado que encarne los intereses de la ciudad y proponga un plan de choque para desactivarla. Unas atípicas no son la solución a la crisis de liderazgo y autoridad por la que atraviesa la ciudad; por el contrario, sería peor la cura que la enfermedad, pues llegarían los mismos u otros más vivos a raspar una olla casi vacía. Pierde Cartagena.
La revocatoria, creada en la Constitución de 1991, se vendió como la mejor herramienta de control ciudadano. Se dijo en su momento que iba a reforzar la democracia y el accionar del Constituyente Primario para que sus gobernantes cumplieran sus promesas; sin embargo, su reglamentación le proporcionó un procedimiento tan engorroso que, hasta hoy, ninguna de las que se han promovido ha prosperado. La nueva regla, vigente desde 2015, cambió con respecto a lo que existía, cuando los mínimos de recolección de firmas y participación en la votación eran mucho más altos.
Las reglas para revocar a Manuel Vicente Duque, entonces, son diferentes luego de la expedición de la Ley 1757 del 2015. El Comité cívico ‘Porque la ciudad manda’, liderado por Roberto Pérez Liñán, que la semana pasada inscribió ante la Registraduría la solicitud de revocatoria del mandato, tendrá que recoger un número de firmas que corresponda al 30% “de los votos obtenidos por el elegido”, es decir, unas 37.800 firmas con base en los 126 mil votos que eligieron al Alcalde. Cumplida esta meta, tras una verificación por parte de la Registraduría, se procedería a votar la revocatoria, y será válida, según las normas vigentes, si participa el 40% “de la votación total válida registrada el día en que se eligió al respectivo mandatario”, o sea 135.793 votantes. Ganará la tendencia que obtenga “la mitad más uno de los votos ciudadanos”, en este caso, para revocar a Duque, se requieren mínimo 67.897 votos.
El proceso es legítimo y hay que respetarlo sin estigmatizar al que lo apoye, lo firme y si llega hasta el final, lo vote. Se ve mal que los defensores del alcalde, esos correveidiles que en vez de blindarlo lo exponen al ridículo, hayan iniciado la trivialización de la revocatoria, reduciendo el carácter de una iniciativa democrática a una pugna personal entre sus antiguos contendores de campaña y aquel. La califican de embeleco de “ardidos” y “malos perdedores” cuando es evidente que existe una creciente inconformidad entre la ciudadanía frente la gestión del periodista que en su primer año no ha superado las expectativas en ninguna de las áreas del gobierno, salvo gratas excepciones.
Pero si la idea es activar la participación ciudadana -que no es ese activismo de sofá quejumbroso que no conduce a nada- , sería ideal que Primero la Gente, en adelante, sea un gobierno receptivo y deliberativo, que no entre a desacreditar a sus interlocutores que le cuestionan. Tiene que oír a la ciudadanía, interactuar con ella, construir con el que piensa diferente, traerlo a la causa; de nada sirve contestarse a sí mismo a través de un comité de aplausos. Primero la Gente debe apegarse a la literalidad de su slogan de gobierno. Gobernar de espaldas a la ciudad genera resistencia y antipatía.
En vez de revocatoria, válida por supuesto, y a falta de un Concejo serio y riguroso, propongo conformar un equipo interdisciplinar o gabinete a la sombra integrado por ciudadanos comprometidos y capacitados por área de gobierno con el leal propósito de ayudarle a la ciudad. Un grupo ad hoc que haga estricto seguimiento y control a la acción gubernamental y que efectúe propuestas concretas y viables.
Al Gobierno de Manolo solo se le ha visto ceguera y soberbia; ojalá en este 2017 tenga la grandeza de reconocer sus equivocaciones, la humildad de escuchar a sus contradictores sin descalificarlos y la entereza de corregir el rumbo. Por Cartagena, todo.
ADENDA: A propósito de procesos revocatorios, se le fue la liebre al respetadísimo intelectual y ex rector de la Universidad Nacional Moisés Wasserman con este trino: “Sería honesta la revocatoria a @EnriquePenalosa si la solicitaran sus votantes y no sus competidores y los contratistas de Petro”. Por ahí le contestaron: “Bastante ingenua esa especulación, no necesitamos ser ‘petristas’ para darnos cuenta lo pésimo alcalde que es Enrique Peñalosa”.
* Comunicador Social – Periodista de la Universidad de Cartagena
Juan
Juan,interesante tu columna,sin embargo hay que hacer el ejercicio ciudadano,más aún cuando el mundo está cambiando,te recuerdo el Brexit,el mismo plebiscito del si y del no,creo que los políticos han subestimado el gran poder transformador de cambios que se genera en las redes,hoy Cartagena está en Franco deterioro progresivo en todos sus indicadores,sería irresponsable como ciudadano dejar que todo pase y nada pase en los próximos años.Más aún cuando todos los residentes de la heroica sabemos que el que menos manda en esta ciudad es el alcalde duque,que quienes realmente tomando decisiones gubernamentales en cuerpo ajeno son: JJ Vásquez,un tal Antonio Díaz ,testaferros de un clan político del César…Los Gnecco.
Creo que es el momento justo para sacar al Cartagena del vacío en que se encuentra y ser coherentes con lo heroica que ha sido históricamente,hasta el apodo los políticos l cambiaron por » la fantástica»,
Somos el producto de una sociedad enferma que le parece normal que dos ex funcionarios públicos destituidos por corrupción,sean quienes administren este ciudad….jjvasquez y Felipe merlano,menos llegado a comulgar y de que manera con lo ilegal que algunos destituidos por corrupción son catedráticos en universidades,es decir no vetamos a estas personas como debe ser,con sanciones morales,a tal punto que como ellos no pueden ejercer en lo público ubican a sus familiares.
Con respecto a la figura del Sanedrín que planteas como opción,tu sabes que es una utopía,que no tiene asidero legal.
Adolfo vanegas patrón
Una propuesta …como hacer una nueva sede de alcaldía …es un beneficio para jjvazque …y su socio …..para sus empresas construcción..prestar dinero par esto ?cuando cartagena padece de mucho más ………..
miguel martinez coronado
Recalco el interés particular existente en dicha iniciativa, teniendo en cuenta que una de las integrantes que aparece como promotora también hizo parte de mi vida académica, esta vez no como profesor sino como compañera de estudios la cual paradójicamente trabajo también en el Plan de emergencia Social, mencionado en su editorial por el Dr. Danilo contreras, y que coincidentemente y no coincidencialmente, hacia parte junto al Dr.Contreras, del comité político de uno de los candidatos a la Alcaldía de Cartagena, que perdieron en los pasados comicios, lo cual denota que dicha iniciativa estaría tan maculado como el candidato derrotado.