
La Coordinación Nacional de la ‘Colombia Humana‘, movimiento político al cual pertenece el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, dirigió un comunicado a sus militantes advirtiéndoles que la colectividad «no aceptará ni avalará candidaturas autoproclamadas sin pasar por el procedimiento de consulta interna o el mecanismo que se determine como directriz tendiente a elegir candidatos desde la instancia de coordinación municipal, regional, nacional o internacional«, y que, en tal sentido, «carece de legalidad y legitimidad cualquier mecanismo contrario conforme a nuestros estatutos«.
«Para participar como pre-candidatos y candidatos a los cargos de elección popular a celebrarse el próximo 29 de octubre del presente año es obligatorio estar afiliado a Colombia Humana e inscrito en la plataforma, así como cumplir con los procedimientos previstos en los estatutos y reglamentaciones que expida la Junta Nacional de Coordinación, bajo los principios de la democracia participativa«, alertaron igualmente los dignatarios del petrismo nacional, encabezados por su vicepresidenta encargada, Carmen Anachury Díaz, y su secretario general, Marco Emilio Hincapié Ramírez.
Así, la Coordinación Nacional de la ‘Colombia Humana’ le puso un ‘tatequieto‘ al sinnúmero de hombres y mujeres que en varios municipios y distritos vienen haciendo -desde ya – campañas a las Alcaldías de sus respectivos entes territoriales, haciendo expresa mención de sus membresías en la colectividad.
En Cartagena de Indias, como se sabe, por lo menos una treintena de dirigentes políticos han puesto a sonar sus nombres como aspirantes al primer cargo del Distrito bajo la ‘sombrilla’ de la ‘Colombia Humana‘ y del ‘Pacto Histórico‘.
Y, ante la inusitada proliferación de ciudadanos en campaña, diversos analistas han reclamado de la dirigencia progresista mayor sindéresis.
En una reciente columna en Revista Metro, el exconcejal Germán Zapata Vergara manifestó que «cuando ya, en la práctica, comienzan a calentarse las campañas a la Alcaldía de Cartagena, debe advertirse que entendemos, y respetamos, el derecho constitucional de elegir y ser elegidos (…). Pero también comprendemos que hay que ser aterrizados y sensatos. Cartagena no puede seguir siendo una recocha en la que muchos participen solo para darse a conocer y ver qué puede pasar; sin la preparación, ni la experiencia, ni la trayectoria, ni la capacidad, ni el liderazgo, ni la responsabilidad que exige un cargo de tal magnitud y complejidad» (leer ‘Cartagena: campañas y recocha‘).
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