
Por Raúl Paniagua Bedoya *
Una de las funciones esenciales del estado moderno es garantizar a los más débiles y vulnerables las condiciones básicas para que puedan mejorar sus condiciones de vida y disfrutar de los avances y logros que la sociedad en su conjunto va alcanzando. En este sentido se considera un importante avance el funcionamiento del Programa de Alimentación Escolar -PAE – cuando opera normalmente.
Los avances obtenidos hasta ahora nos evidencian que este no es suficiente, pleno ni completo, pues partiendo de la misma definición del programa, comparando con la realidad del país y en particular de nuestra ciudad, vemos cómo se ha ido quedando atrás.
El PAE se define como “un complemento alimentario a los niños, niñas y adolescentes”, garantizado por el Gobierno Nacional, pero ejecutado por los gobiernos locales. No obstante, lo cierto es que las administraciones distritales y municipales deben hacer los esfuerzos que sean necesarios para asegurar que por fuera de la jornada escolar nuestros niños dispongan de una oferta alimenticia completa. O, en otros términos: que todos los días del año los niños que más lo requieran dispongan de una oferta alimentaria adecuada, pues es ampliamente conocido que para muchas familias el PAE es la única fuente segura de alimentación durante semanas.
En este sentido, la ausencia del PAE por las razones que sean se puede entender de muchas formas, desde el enfoque de negación y por lo tanto de violación de derechos humanos, por la negligencia e incapacidad de las administraciones en sus obligaciones con los más pobres, hasta, como se ha escuchado en días pasados, como una actitud criminal contra los niños y niñas que más lo requieren en nuestras comunidades.
Una de las razones esenciales del PAE radica en la necesidad de garantizar a los niños, niñas y adolescentes las condiciones básicas para que puedan permanecer en el sistema educativo buscando mejorar las condiciones de su desempeño, que se fundamentan en una buena alimentación que debe incluir los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) y los micronutrientes, como zinc, hierro, vitaminas y calcio. Si nuestros niños no tienen una adecuada nutrición las nuevas generaciones no tendrán las condiciones mínimas para responder por ellos mismos y menos aún por su ciudad.
Es fundamental que la Administración Distrital tome la decisión de ir más allá de asegurarse del funcionamiento del PAE. Debe pasar a diseñar los programas que garanticen el mayor tiempo posible la alimentación de nuestra infancia. Pero también es un imperativo moral que la ciudadanía y la sociedad civil se conviertan en vigilantes del funcionamiento óptimo del mismo. Que los padres de familia entiendan que el PAE no es un regalo sino una obligación del Estado y que el Gobierno Distrital vaya más allá y garantice la alimentación a quienes más lo requieran.
* Sociólogo, magister en Desarrollo Social; consultor e investigador en Ciencias Sociales y Turismo; docente universitario
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