
Por Juan Francisco Conrado Ovalle *
A pocas horas de acudir a las urnas para escoger el próximo presidente de la República que regirá los destinos del país durante el periodo 2022 – 2026, son muy diversas las motivaciones de los ciudadanos para depositar su voto, ya sea en blanco; por Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico; o por Rodolfo Hernández, candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción.
Tratándose de una decisión tan trascendental para el futuro de país, lo más sensato es que cada elector ejerza su voto de manera consciente, sin miedo, sin dejarse presionar y mucho menos a cambio de prebendas, sean estas de tipo monetario o de otras formas que utilizan los mercaderes electoreros, muchos de ellos incrustados generalmente en los barrios o sectores populares que se ponen al servicio de sus propios verdugos que reparten migajas para mantener sus privilegios, sin pensar en momento alguno en el bienestar de toda la ciudadanía.
La actual contienda electoral por la Presidencia ha estado envuelta en un ambiente de pugnacidad, que no se ha generado por el debate o exposición de ideas por parte de los aspirantes, para abordar y plantear soluciones a los grandes temas que agobian a la población. Más bien se ha orientado por ataques personales, muchos de ellos enmarcados en mentiras, verdades a medias o hechos sacados de contextos, todos ellos, desde diferentes orillas, y solo con el ánimo de destruir al oponente, sin importar el daño que se puede causar a nivel personal o familiar.
Vale la pena anotar que quienes incurren en estas prácticas son por lo general seguidores enceguecidos, los cuales consideran que al mostrarse agresivos con los contradictores están manifestando ser más fieles a su candidato. Todo ello adquiere mayor expresión en las redes sociales u otros medios de comunicación.
Nuestra legislación no contempla el voto programático en las elecciones presidenciales, como sí lo consagra en las elecciones de gobernadores y alcaldes municipales o distritales, donde se establece un compromiso entre elegido y electores, conllevando a que estos últimos pueden exigir el cumplimiento del programa de gobierno que el elegido haya presentado, so pena que se le pueda revocar el mandato en caso de incumplimiento. Sin embargo, dadas las circunstancias e importancia de la decisión a tomar el próximo domingo 16 de junio, se hace imperativo mostrar o sustentar los motivos o razones por la cual se brinda el apoyo a uno de los candidatos en contienda, respetando de antemano las razones que puedan tener otros ciudadanos en escoger a quien consideren puede orientar de mejor forma el destino de la nación.
Por razones de espacio no es posible analizar todo el programa del candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, siendo pertinente considerar algunos planteamientos expuestos en su plan de gobierno así como en exposiciones públicas que nos permiten colegir lo que sería un eventual gobierno del Pacto Histórico.
“Colombia potencia mundial de la vida”. Se ha venido planteando un gran Pacto Social, con los diversos actores estratégicos del país, donde pueden y deben converger ciudadanos y ciudadanas de diversos pensamientos, con protagonismo importante de las mujeres, para transitar de una era de enfrentamientos a una era de paz; con una economía que permita reorientar su horizonte al ir dejando progresivamente la dependencia de petróleo y el carbón haciendo tránsito hacia una matriz energética con prevalencia de energías renovables para hacer frente a una realidad mundial inocultable, como es el cambio climático. De allí que lo expuesto por Petro no es un embeleco sino una realidad a un futuro próximo que se debe abordar oportunamente, con seriedad y visión futurista, considerando necesariamente los procesos de transición que ello conlleva, para no generar traumas o crecimiento en el déficit fiscal de la Nación.
Sin llamarnos a engaño, no son poco los sectores de nuestra sociedad, principalmente del sector empresarial, que manifiestan su desconfianza e incertidumbre de ser elegido Petro como presidente. Sin embargo, debe resultar tranquilizador el llamado que ha realizado al convocar a un gran Pacto Nacional para concertar las diversas reformas que debe plantear y desarrollar el gobernante a partir del 7 de agosto, destacándose para ello el acompañamiento de un equipo conformado por avezados profesionales de diferentes tendencias o pensamientos económicos.
Al buscar una de las muchas razones que tuvo el pueblo colombiano para votar por un cambio en la primera vuelta presidencial, el pasado 29 de mayo, encontramos el hastío que se tiene por los múltiples escándalos de corrupción que se suscitan día a día en el país, sin que se observe un castigo ejemplar que condene a los autores intelectuales y materiales de los delitos. Por ello es poca la credibilidad de la cual hoy gozan diversas instituciones que deben velar por el buen funcionamiento y defensa de los recursos del Estado. De ahí que resulta extremadamente alentador que exista la voluntad política por parte del candidato Petro, en caso de resultar electo, de buscar el acompañamiento de la ONU, formalizando un acuerdo para conformar un organismo independiente para apoyar a la Fiscalía y otras instituciones del Estado, para fortalecer la justicia en la lucha contra la impunidad y el delito. En ese sentido se tienen ejemplos muy exitosos como el desarrollado en Guatemala, cuando se creó la Comisión Internacional contra la impunidad, cuyas investigaciones condujeron y pusieron al descubierto casi un centenar de personajes, entre los cuales se contaron expresidentes, como Álvaro Colón (2008 – 2012); Otto Pérez Molina (2012 – 2015); y la vicepresidenta Roxana Baldetti; así como funcionarios de alto nivel, empresarios y políticos de diferentes vertientes. Encontramos con satisfacción esta propuesta dado que, a raíz del escándalo de Odebrecht, la habíamos planteado en una columna publicada en Revista Metro el 26 de noviembre de 2.018 (leer ‘Odebrecht y los laberintos del Fiscal‘).
La reforma pensional planteada por Petro es tal vez de las propuestas que mayores controversia ha suscitado en la presente campaña presidencial, dado lo complejo y sensibilidad del tema y los diversos actores que directa o indirectamente se pueden ver afectados en el presente y a futuro. Sin estar en total acuerdo con lo planteado por el candidato presidencial, encontramos aspectos muy rescatables en la propuesta, partiendo de la coexistencia de los dos regímenes actuales: el de reparto o prima media (Colpensiones) y el de ahorro individual (Fondos Privados), indicándose un sistema de pilares donde todos los trabajadores que devenguen hasta cuatro salarios mínimos coticen en el régimen de prima media (consideramos que puede ser hasta dos salarios mínimo) y de ahí en adelante el trabajador cotice en un fondo privado, y cumplidos los requisitos de edad y número de semanas cotizadas podrá acceder simultáneamente al beneficio pensional por dos vías, la de Colpensiones y la del Fondo Privado. Pertinente señalar que el monto que hoy tenga el trabajador ahorrado en el fondo privado no pasará a Colpensiones, y el sistema de prima media se financiará con el flujo de los aportes de los trabajadores activos.
Con el fin de fortalecer las fuentes de recurso para financiar el sistema pensional, considerando la informalidad y la universalidad que se propone en la reforma, planteamos que debe armonizarse esta con la necesaria reforma tributaria progresiva, y establecerse un tributo que se imponga a todas las bebidas alcohólicas, lo cual no incide en el costo de la canasta familiar, y cuyo recaudo en la fuente vía al presupuesto nacional se oriente a Colpensiones. Con ello se tendría un aporte indirecto para conjugar en parte el aporte billonario que debe realizar el Estado y así lograr que todos los colombianos en su vejez tengan unos ingresos mínimos. Vale la pena señalar que si la población, sin distingos de ninguna naturaleza, puede gastar en el consumo de cervezas, aguardiente, vinos, whisky, entre otras bebidas etílicas, no habría razón para oponerse a que los momentos de goce sirvan para financiar los días futuros de su vejez.
Por estas razones, entre otras, consideramos que Petro ha planteado las mejoras propuestas en esta campaña presidencial, lo cual no implica que sea petrista, como muy seguramente algunos comenzarán a calificar. Importante reflexionar y apoyar más las ideas y visión de país que tengan los candidatos.
A todos los lectores nuestra invitación a salir a votar el próximo domingo por el candidato que consideren es la mejor opción, ello no puede ser motivo para destruir relaciones amistosas y mucho menos cultivar enemistades.
* Ingeniero Industrial, consultor empresarial.
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