
Por Wilson Ladino Orjuela *
El pasado 17 de diciembre, para conmemorar un año más (1830 – 2021) del fallecimiento del libertador de cinco repúblicas, decidí ir a Santa Cruz de Mompox, por el camino de Magangué. Pero tuve varias sorpresas que fueron encontradas al querer llegar a la ciudad que se ha querido vender como sitio turístico, con unas viviendas antiguas, diferentes centros religiosos, el colegio Pinillos y sus calles cercanas al Río Magdalena.
Desde El Bongo (desviación de la troncal Cartagena – Sincelejo) hasta Magangué la vía muestra ya deterioros que representan un alto peligro para los viajeros; falta la demarcación y la señalización propias de una arteria que quiere servir de camino para personas locales o para visitantes. La Gobernación de Bolívar tiene allí una tarea que debería ejecutar en la vigencia 2022.
Luego, al salir de Magangué con destino hacia Mompox, se encuentra el viajero con varios basureros satélites y la vista del río que es espectacular y debería servir para organizar viajes en catamaranes o en lanchas seguras, generando empleos rosados o naranja o azules, se ve afectada por los escombros y desechos mal administrados por la Alcaldía de Magangué o la empresa de recolección de residuos sólidos que allí existe. Con la expedición de la Ley 142 sobre servicios públicos se permitió que las empresas prestadoras de servicios públicos domiciliarios de agua, aseo, alcantarillado, gas y energía eléctrica pudieran ser de carácter privado o mixto, para superar las inmensas dificultades que las ‘administraciones patrimoniales’ presentaban para cumplir a cabalidad con sus funciones y objetos sociales.
Y no siendo suficiente con el paisaje maloliente, a veces disminuida la vista con las nubes de humo que dejan las quemas de basuras que realizan los residentes en la zona, empiezan los turistas a sufrir la existencia de baches profundos en la vía, que fue entregada por la administración de Juan Manuel Santos antes de terminar su período en 2018. Es decir, que luego de cuatro años, pues ya Duque, con sus bajos niveles de aceptación se va en ocho meses y dará paso al ganador de la contienda, en mayo de 2022, para una vía que debería estar sirviendo 15 años después.
Los puentes Santa Lucía y Roncador, ambos sobre pilotes, este último de dos kilómetros más trescientos metros de longitud, que pasan por sobre el río Magdalena, le dan la oportunidad al visitante de admirar, además del río, el inmenso espectáculo natural de las ciénagas y humedales circundantes que en las horas del día sobrecogen a cualquier ser viviente racional. Varios daños en la calzada y en las uniones de los puentes mencionados para retomar la vía deberían ser reparados a la mayor brevedad por la administración departamental o la municipal, pues al parecer esa no es una vía nacional. Además, los 60 kilómetros de carretera que separan a Magangué de Mompox presentan deterioros en varios lugares con grave peligro para los viajeros.
Colombia ha venido mejorando en su infraestructura de vías en los últimos 10 años y el acceso por carretera a Mompox es un logro de la condición financiera de la Nación y de la ingeniería colombiana que ya ha construido varios importantes corredores, mediante viaductos, puentes y túneles, como el que permite ir desde Cartagena hasta Medellín o desde Cartagena hasta Bosconia, Cesar. Pero el mantenimiento debe ser previsto y el estado de las carreteras y troncales no puede dejarse deteriorar al punto que, de excelentes troncales de dos carriles, terminemos desplazándonos por carreteras que generan graves peligros y hasta son escenarios de muerte para viajeros que confían en que las nuevas vías son bien conservadas por las administraciones, nacional o territoriales.
Quienes tuvieron la oportunidad de transitar por las vías colombianas, hace 80 o 70 o 50 años, recuerdan el polvo, las demoras para pasar socavones, la falta de puentes y la necesidad de esperar, a veces, días o semanas para pasar caños, quebradas, y ríos, luego de sus crecientes en las épocas de torrenciales lluvias. En pleno Siglo XXI se considera que la ingeniería ha conseguido desarrollar los parámetros adecuados a la geografía colombiana, sea del Magdalena Medio, la Llanura Oriental, el Caribe, el Chocó o la zona Andina.
Si se observan los vídeos sobre la construcción de trenes de alta velocidad en la China se puede saber que los grandes centros universitarios y el estado chino se han aliado para establecer parámetros ‘nacionales’, de tal manera que las vías férreas, las estaciones y las intersecciones, todo, ha sido concebido con estándares que además de permitirles ganar tiempo han disminuido costos y garantizan larga duración en las obras terminadas (de 30 a 50 años), evitando aplazamientos de nuevos proyectos de infraestructura que se han convertido en ‘imprescindibles’ por el inmenso crecimiento económico y la integración de zonas del territorio nacional chino que permanecieron ‘desconectadas’ durante milenios.
Todas estas son lecciones que deben tener en cuenta los gobiernos nacionales y subnacionales de países como Colombia. La construcción de la infraestructura requerida por las distintas regiones del país se debe hacer pensando en su larga duración, conservando condiciones de calidad y seguridad para sus usuarios.
La Bodega es un puerto sobre el Río Magdalena, intermedio en el camino que desde Magangué lleva hacia Santa Cruz de Mompox. La carretera pasa por los municipios de Cicuco y Talaigua Nuevo, poblados que demandan importantes decisiones gubernamentales para mejorar su infraestructura urbana, centros de salud, parques, andenes, instituciones educativas, entre otros. Allí se pueden ver obras de mantenimiento de algunos kilómetros de carretera con terminados de buena calidad.
Se percibe la ausencia de asesorías por parte de las administraciones subnacionales, para que los particulares interesados puedan desarrollar emprendimientos de interés para los visitantes nacionales y extranjeros. No se encuentran restaurantes limpios que además de permitir la restauración de las energías de los viajeros sean una oportunidad para conocer sobre historia de estos poblados ribereños del Río Magdalena.
Debo advertir que en el desplazamiento que se hace desde Bosconia, Cesar, hasta Santa Ana, Bolívar, antes de llegar a Talaigua Nuevo, solo hay 35 kilómetros de doble calzada recién sale el viajero de Bosconia. La carretera entre La Gloria, Magdalena, y Santa Ana, Magdalena, presenta una buena condición de asfalto y señalización para los viajeros. Desde Bosconia hasta Santa Ana, el recorrido dura aproximadamente dos horas.
* Profesor asociado de la ESAP; doctor en Gobierno y Administración Pública; máster en Sociología y Sociólogo; integrante del grupo Estado y Poder de la ESAP.



