
Por Juan Francisco Conrado Ovalle *
Faltando aún las modificaciones o ajustes que pueden realizarse en las listas de aspirantes inscritos a ocupar una curul en el nuevo Congreso de la República (100 senadores y 166 representantes a la Cámara), en las elecciones a realizarse el 13 de marzo de 2022, encontramos unos hechos políticos que nos permiten realizar algunas consideraciones que desnudan claramente cómo los partidos encaran sus actividades en aras de tener la representatividad de la ciudadanía en los organismos de poder, donde se aprueban las leyes de obligatorio cumplimiento por todos los habitantes del territorio.
Como se sabe, en esas mismas elecciones, simultáneamente, se efectuarán las consultas interpartidistas para seleccionar los candidatos a medirse el 29 de mayo en la primera vuelta presidencial.
Debemos comenzar por señalar el desprestigio en el cual se han sumergido partidos tradicionales como el Liberal y Conservador, no escapándose de ello nuevas organizaciones como Cambio Radical y La U, hoy rebautizado o retocado como ‘Partido Social de Unidad Nacional’ y otros de menor recordación pero con personerías jurídicas para otorgar avales, lo cual se ha convertido -para muchos de ellos – en labor prioritaria.
Los partidos hoy son en general organizaciones que han perdido los principios, valores e ideología que antaño los identificaban y despertaban fervor entre sus militantes. Por el contrario, hoy se muestran como organizaciones sin brújula, que agrupan a clanes y negociantes electoreros, anclados en las regiones, que basan su poder político en mantener una clientela que las transfieren a parientes o calanchines cercanos cuando sus cabezas han sido condenadas por asociarse con grupos delincuenciales o financiarse con dineros producto de actividades ilegales, principalmente derivadas del narcotráfico o desfalcos al erario.
De ahí que, de manera hipócrita y sin ninguna vergüenza, encontremos cómo se esgrime, cuando se señala a los herederos de las clientelas electorales, la presunción de inocencia y que en nuestro ordenamiento jurídico no existe el “delito de sangre”. Pero, en cambio, podemos agregar que existe y se da “la herencia electoral”, para seguir con el manejo y poder político generado por conductas ilícitas como arriba se ha señalado, por ello encontramos hijos, hermanos, cuñados, esposas, entre otros vínculos de sangre, a los cuales se les transfieren los votos como cualquier mercancía que se vende o se adquiere por trueque, para así mantener una hegemonía sobre la cual se sustentan hoy muchas organizaciones políticas, lo cual ha venido incidiendo profundamente en el desprestigio, la falta de credibilidad y la nula confianza que hoy despiertan los partidos políticos, salvo muy contadas excepciones.
Una connotación especial y de gran importancia en las elecciones del 13 de marzo del 2.022 serán las consultas interpartidistas que se han armado para escoger los candidatos presidenciales que disputarán la primera vuelta con miras a ocupar el solio de Bolívar. En ese sentido podemos señalar que, dada la debilidad y poco raigambre de los movimientos o partidos políticos, estos se han visto precisados a formar coaliciones que les permita llegar al electorado. En ese sentido es necesario precisar que las coaliciones se construyen entre movimientos o partidos que tienen un mínimo de afinidad o identificación en cuanto a principios, valores, visión del Estado y antecedentes, de tal manera que no riña con la coherencia, así se discrepen en diversos temas de menor trascendencia.
Por ello no es aceptable que se diga sin desparpajo que las coaliciones se arman entre contrarios o antagónicos, teniendo como perspectiva el potencial de votos que puedan aportar sin importar la forma cómo se logren. Pensar así es aceptar el ‘todo vale’ con tal de ganar.
Observando las coaliciones encontramos el Pacto Histórico, de la cual hacen parte Colombia Humana, Polo Democrático Alternativo, UP, Movimiento Alianza Democrática Amplia (ADA), Alianza Verde (fracción en cabeza de Camilo Romero), Mais, Liberales disidentes en cabeza del senador Luis Fernando Velásquez, Poder Ciudadano, en cabeza de Piedad Córdoba, además de organizaciones sociales, ambientalistas y defensores de derecho humanos. Como hecho especial encontramos que esta coalición presenta para el Senado lista cerrada y ‘cremallera’ (intercalando aspirantes por género), para garantizar, de acuerdo a sus voceros, una representación del 50% de mujeres. Importante señalar que ha causado gran polémica -tanto a nivel local como nacional – la inclusión en la lista para la Cámara de representantes por Bolívar de la señora Sandra Villadiego, sobre quien pesa la referencia de ser la esposa del excongresista Miguel Ángel Rangel, condenado por parapolítica. ¿Será que en este caso impera la coherencia y la decencia o se impone la herencia electoral, por el potencial de votos que pueda aportar sin importar como se logran? Aquí vale indicar “más vale perder con dignidad que ganar con deshora”.
Esta coalición puede lograr una gran votación a nivel de Senado con su lista cerrada, pero puede ver reducida su representatividad a nivel de la Cámara dado que se perciben agrietamientos a niveles regionales, donde han priorizado los egos personales y poco se ha entendido la magnitud e importancia del proyecto político que se plantea.
Coalición Alianza Verde y Centro Esperanza, donde se han aliado Compromiso Ciudadano, Sergio Fajardo; ASI, Berenice Bedoya; Partido Verde Oxígeno, Ingrid Betancourt; Partido Dignidad, Jorge Enrique Robledo; Nuevo Liberalismo, Juan Manuel Galán; Alianza Verde, Jorge Londoño, Colombia Renaciente, fracción Partido Liberal, Juan Fernando Cristo. Todo indica que la disputa por la candidatura presidencial será entre Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán P y el ex-rector de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria. Se presentan dos listas al Senado: La del Nuevo Liberalismo (lista cerrada) y la encabezada por Humberto de la Calle , la cual puede arrastrar parte de la base de liberales y seguidores de los diferentes aspirantes presidenciales de este pacto.
Coalición Equipo por Colombia, donde se muestran exgobernadores y exalcaldes de algunas capitales, y encontramos al Partido de la U, Dilian Francisca Toro; Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá; Partido Conservador, David Barguil; Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda, Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín y Alex Char, exalcalde de Barranquilla. A esta coalición se espera que llegue el candidato del Centro Democrático -CD – Óscar Iván Zuluaga, dada la realidad del debilitamiento que ha tenido su partido, por lo que presentarse solo en la primera vuelta presidencial sería un suicidio político, aupado aún más por las divisiones internas y el deseo de no aspirar de varios senadores actuales. Se avecina una tormenta que puede conllevar en el 2022 a una gran derrota del CD, ya que sin el expresidente Uribe arrastrando la lista y el deterioro del actual gobierno, la militancia pasará factura y no sería de extrañar que pierda por lo menos el 50% de sus senadores actuales.
Por los lados del Liberalismo, en esta ocasión no ha lanzado oficialmente candidato presidencial; cuanta decadencia. Igual situación Cambio Radical, partidos que han centrado sus objetivos en las elecciones parlamentarias y a la expectativa a ver cómo se mueve el péndulo para apuntarse donde puedan lograr incidir y sacar dividendos de la torta burocrática. Sorpresa puede darse por la votación significativa que pueda lograr la lista al senado de Fuerza Ciudadana, encabezada por el politólogo Gilberto Tobón y de la cual hacen parte entre otros Rafael Martínez, exalcalde de Santa Marta, el periodista Hollman Morris y Tulia Barreto de Gurisatti, madre de la presentadora de televisión Claudia Gurisatti.
Igualmente en la contienda electoral aparece el exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández, cuya mayor incidencia puede presentarse al darse una segunda vuelta presidencial.
En el 2022, mucho ojo con la Registraduría Nacional, ya que de no conducir el proceso electoral de manera transparente e imparcial puede ser generador de protestas y violencia que tendría sus máximas expresiones en los cascos urbanos. Ojalá se entienda la inmensa responsabilidad histórica que se tiene.
* Ingeniero industrial, docente universitario y consultor empresarial.


