
Por Rubiela Valderrama Hoyos *
El feminismo es un discurso político que se basa en la justicia. Es también y al mismo tiempo una teoría y práctica política articulada por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren por el solo hecho de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas y transformar la sociedad. Por ello, el feminismo se articula como filosofía política y movimiento social.
Tomar conciencia de las discriminaciones de las mujeres supone una manera distinta de ver el mundo. Supone darse cuenta de las falacias en las que está cimentada la historia, la cultura y la sociedad en general. Supone ver los micromachismos que desarrollan los varones cotidianamente para mantener su poder sobre las mujeres.
“El feminismo es la linterna que muestra las sombras de todas las grandes ideas gestadas y desarrolladas sin las mujeres y en ocasiones a costa de ellas: democracia, desarrollo económico, bienestar, justicia, familia, religión, educación, política” [1], etc.
Justamente, por la experticia que hemos ganado en las luchas históricas y actuales en contra de las múltiples discriminaciones padecidas, tenemos la fuerza para contribuir y desarrollar de manera conjunta, solidaria y sorora -como decimos nosotras, con otros sectores sociales, la lucha por el territorio, por un modelo económico respetuoso del entorno socioambiental y la equidad con justicia social.
Cartagena ha padecido la conquista, el saqueo, la colonización y la expulsión de la gente de su territorio, y los malos gobiernos de las élites políticas y económicas, hechos que continúan en la actualidad, tal como lo han denunciado muchos y muchas líderes y lideresas sociales y de opinión en la ciudad, y por este mismo medio, y tal como lo demuestra el historiador Javier Ortiz en su excelente columna ‘Una Ley del Despojo‘ [2], en la que señala que “para nadie fue un secreto el fastidio que generaron los rostros negros chambaculeros, a pocos metros de las murallas, en la Cartagena con pretensiones turísticas de los años 50. En 1971 los sacaron de su territorio, de la tierra donde habían armado sus casas, sus días, donde mataban el hambre y eran felices y tristes, y los mandaron para los márgenes de la ciudad, a los lugares donde Cartagena envía sus despojos”.
Esta pretensión continua hoy, en otros sectores de la ciudad, y por ello desde las organizaciones de mujeres y feministas se organiza un frente común con sectores barriales, sindicales y comunales para enfrentar el despojo que la Ley 2038 tiene entre sus objetivos ocultos.
Hemos dicho que la pobreza en Cartagena está feminizada y racializada; es la población negra, palenquera y raizal la que se encuentra en mayor pobreza, tanto monetaria como multidimensional, y ubicada en los grandes cordones de miseria que tiene la ciudad, producto de políticas sistemáticas de segregación socio-racial en los procesos de planeación y ordenamiento urbano.
En junio de 2019, ‘Cartagena Cómo Vamos’ presentó el documento ‘Ruta Estratégica Cartagena para dónde vamos’. En este documento afirman que son las mujeres quienes se enfrentan a las condiciones más adversas del mercado laboral, es decir, que son las mujeres quienes muestran tasas de ocupación más bajas y tasas de desempleo más altas en comparación con los hombres.
La situación de empobrecimiento de las mujeres se ha agudizado en el marco de la pandemia del Covid-19. Según datos de Cedetrabajo [3], los desempleados en Cartagena pasaron de 34 mil a 85 mil entre junio – agosto (2019-2020). Revela este informe que los sectores donde justamente más se ocupan las mujeres fueron los más afectados en esta etapa, producto también de la pandemia: sector alojamiento y servicios de comida. Es decir, siguen siendo las mujeres las más pobres e impactadas.
Por su parte, las organizaciones de mujeres manifestamos que no fuimos llamadas a participar de ningún proceso o consulta vinculado a la Ley 2038, aún estando de manera activa y con procesos comunitarios permanentes en las zonas donde pretende actuar la mencionada ley. Nuestra participación es fundamental y hemos cuestionado que se nos violente el derecho a la ciudad, cada vez que somos excluidas de la planeación de la misma.
“La historia de los desalojos y ‘reubicaciones’ en la ciudad ha demostrado que cuando estas se han realizado en la ciudad, en nombre del desarrollo y la superación de la pobreza, lo que han profundizado es la desigualdad y la segregación socio-racial y la ruptura de los vínculos comunitarios. Referentes de ello son los casos de Pekín, Pueblo Nuevo, Boquetillo, Chambacú, entre otros. Los barrios a los que fueron trasladadas las familias siguen en condiciones de empobrecimiento (Canapote, República de Venezuela, El Porvenir, entre otros). Otras familias, en aras de evitar la reubicación hacia las periferias se ubicaron en barrios de invasión en las faldas del Cerro de la Popa, también empobrecidas. Justamente, se hayan en las mismas zonas que esta ley define como vulnerables” [4]
Vemos con profunda preocupación que la Ley 2038/2020 no contempla en ninguno de sus artículos a qué tipo de pobreza se refieren, sobre qué conceptos de pobreza trabajará, a qué grupos de personas y/o sectores poblacionales impactará y, sobre todo, si integrará a las comunidades y garantizará su permanencia en el territorio.
No vemos, en el desarrollo de esta Ley, ninguna posibilidad real de atacar las bases estructurales de la pobreza multidimensional, ni la pobreza monetaria que afectan a Cartagena, y de manera puntual al 52% de su población que representan las mujeres de la ciudad.
Hoy la ciudad ha despertado; ejemplo de esto es el movimiento ‘No más Peajes’, que se han plantado y logrado una gran discusión y toma decisiones frente al tema. Ha nacido también la Veeduría Ciudadana por la Defensa de la Ciénaga de la Virgen, constituida recientemente. Así mismo, el Movimiento por la Defensa del Territorio y contra la Ley del Despojo, todas iniciativas que buscan un cambio en el modelo de desarrollar la ciudad, por la inclusión social, la participación real de las comunidades organizadas y contra el elitismo y el racismo con que de se ha gobernado hasta hoy.
* Trabajadora Social, magister en Estudios de Género, activista de derechos humanos y feministas.
[1] Varela Nuria. Feminismo para principiantes. Ed. B, S.A. Barcelona (España) 2005
[2] https://www.elespectador.com/opinion/una-ley-de-despojo/
[3] https://caracol.com.co/emisora/2020/10/01/cartagena/1601576096_406744.html
[4] Documento de coadyuvancia presentado ante la Corte Constitucional por parte de la Red de Empoderamiento/Mesa del Movimiento Social de Mujeres, a favor de la demanda contra la Ley 2038.
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