
Por Rafael Vergara Navarro *
El Foro Nacional Ambiental, la Frederich Eberth y las universidades Nacional, los Andes, Javeriana, del Rosario, del Norte y Tecnológica de Pereira, coordinados por Manuel Rodríguez Becerra, iniciaron el 4 de febrero la Cátedra virtual ‘Repensando el Futuro de América Latina y el Caribe, Alternativas para la Transformación Social y Ecológica’, que irá hasta el 17 de junio. 13 sesiones: siete sobre nuestra América y seis sobre Colombia.
Con cinco de los 20 autores de ‘La Tragedia Ambiental de América Latina y el Caribe’, libro de la Cepal que se abordó, escuchamos a estos pioneros que, desde los 70, contribuyen con sus saberes y acciones en defensa del patrimonio natural y el logro de un desarrollo en verdad sostenible.
Disponible en la red, el texto plantea que la humanidad vive en una encrucijada agravada por la crisis climática potenciada por un orden económico mundial desequilibrado, injusto y excluyente, y se requiere un cambio estructural, desmarcado de la economía de mercado incapaz de propiciar un desarrollo con calidad de vida, y de respetar la sostenibilidad ambiental requerida, que, al decir de Leonardo Boff, significa producir valorando el límite que la naturaleza impone al desarrollo. ¡No todo se puede!
Con 9.200 conectados, Margarita Marino, madre del ambientalismo, inagotable, aportando desde siempre, llamó a entender que la crisis ambiental es política y hay que reaccionar: pensar y actuar de una manera nueva. Nicolo Goglio, coordinador, exige participación ciudadana vinculante, indicadores precisos, obligatoriedad con la legislación para que haya conciencia y bienestar. Ordenamiento territorial para superar su uso anárquico y claridad que lo ambiental es más que clima y recursos naturales, es la totalidad que nos rodea; lo social más lo ecológico, también lo económico, porque se explica desde la vida. Hay que pensar en el desarrollo con nuestras propias neuronas. No es pintar todo de verde y ponerle Eco. El deterioro ambiental es un deterioro patrimonial. El PIB muestra lo que toma del patrimonio, no mide ni muestra lo que deja. Desde los años llama, como Julio Carrizosa Umaña, coautor del Código de Recursos Naturales (1974) a liberar la mente buscando otras cosas más allá del poder y el dinero.
Aceptar los límites que impone la naturaleza exige un cambio ético profundo, igual que entender que la pobreza es causa y secuela del daño ambiental. Por eso es inseparable lo social de lo ambiental y, como dice Francisco, tiene que asumirse como totalidad. Eleva la esperanza escucharlo con la sabiduría de los años vividos que tenemos que fijar nuestras prioridades, pensar con cabeza propia, que lo ambiental puede permitir la transformación de lo económico y lo político, recordándonos finalmente que es necesario recurrir al diálogo de saberes con las comunidades indígenas.
* Abogado, ambientalista, gestor de Paz y director del Ecobloque
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