
Por Rudy Alberto Negrete Londoño *
Querido Santa Claus, esperamos que la fuerza impetuosa de tus trineos le permita a tu carruaje llegar a estas tierras ardientes del trópico. Aunque parezca paradójico, todavía, hasta hoy, han resistido los aluviones más potentes de los cielos, y se han preservado del naufragio en sus aguas torrenciales.
Te queremos decir que nos ha tocado un 2020 cargado de muchas desventuras. Incendios en Australia, inundaciones en Indonesia, la pandemia por coronavirus y sus últimas variantes, el avispón asesino, la caída en el precio del petróleo, los brotes del sarampión en América Latina, la trágica explosión en Beirut, la mano atroz que no se detiene y los niños que siguen muriendo de hambre en muchos lugares del mundo, entre muchas otras noticias desgarradoras.
La vida, tal y como la conociste el año pasado, se transformó. Hoy habitamos en otras realidades que se relacionan en las plataformas digitales, y a las que accedemos con tecnologías adaptables e inteligentes para mantenernos perfectamente comunicados en medio del distanciamiento social. A este nuevo escenario, donde coinciden todos los tiempos y espacios, lo hemos denominado virtualidad. Por eso, cuando estés pronto a llegar y vengas descendiendo desde lo alto, jalonado por tus trineos, seguramente ya sabremos con precisión la hora exacta de tu descenso.
Al llegar a Colombia queremos que visites primero a los niños indígenas de la comunidad emberá, quienes, en las últimas protestas, tuvieron que dormir largos días en carpas improvisadas en el parque Tercer Milenio, en Bogotá, mientras esperaban una solución definitiva ante su falta de vivienda. También queremos que acudas a los niños del Chocó y La Guajira que mueren en la desesperanza del hambre, mientras sus ojos implorantes construyen sueños en el cielo que tú surcarás.
Cuida, Santa, a los habitantes de San Andrés y Providencia, quienes, por los estragos del Huracán Iota, perdieron sus hogares y sus negocios. Ellos quedaron en la más absoluta desolación y esperan recuperar sus fuerzas para levantarse de nuevo. Así mismo, queremos que se frenen los aciagos intereses de explotación minero-energética en El Páramo de Santurbán, por tratarse de una de nuestras principales reservas ecológicas. Cuida cada centímetro de selvas y parques naturales, donde nuestro planeta respira aliviado, a pesar de la depredación y los ambientes contaminados.
Santa, deseamos con anhelo que el 2021 sea el año de la renovación del tejido social y empresarial de Colombia, dado que los índices del desempleo cayeron en su punto más bajo en toda su historia. Por eso, vaticinamos un año de grandes aciertos, en donde todo vuelva a su equilibrio por encima de las reformas tributarias y laborales. Protege también a quienes luchan por la reconciliación y la paz; presérvalos de la mala hora y de los instintos destructores
Pero, en medio de todo, queremos conservar la inmaculada virtud de sonreír en medio del desasosiego. Seguimos viendo la vida con optimismo. Por eso, cuando tus carros de luces desciendan y te veamos llegar con tu canasta y tu corona, esperamos que nos encuentres con la fe más reforzada que nunca. Esa misma con la que los antiguos se aferraban a sus amuletos y relicarios de poderes jerárquicos para vaticinar el futuro. Acá, en este rincón mágico del trópico, seguimos en pie, con la misma devoción con la que les celebramos las festividades a nuestros santos y patronos del Caribe.
Cada regalo, Santa, llenará los espíritus con energías renovadas. Esperamos que los ánimos sean suficientes para que podamos juntar las manos y las almas en ese espacio asombroso de la virtualidad, que nos ha mantenido comunicados, a pesar de la distancia.
* Comunicador social – periodista
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