
Por Germán Zapata Vergara *
Cartagena es un distrito turístico, lo cual es motivo de múltiples ventajas como también de desventajas que, cuando no son atendidas e intervenidas oportunamente por los gobiernos nacional, departamental y local, se convierten en un fuerte dolor de cabeza y en calamidades que lamentar.
El nivel freático, la altura sobre el nivel del mar, caños, cursos de agua marina, cambio climático, aguas pluviales… Estas últimas, en muchas construcciones de todos los estratos sociales, están conectadas al sistema de alcantarillado, por lo que sucede que en épocas de fuertes lluvias se nos devuelve la mierda por sifones y baños, gracias a algunos políticos también de ‘mierda’, interventores venales y en general corruptos que vienen haciendo y deshaciendo, permitiendo que se construya una ciudad mal hecha.
El Plan de Ordenación Territorial -POT, que es, como se sabe, el instrumento para planificar y ordenar el territorio, debe integrar la planificación física, socioeconómica y medioambiental con instrumentos de gestión y financiación, de tal forma que los principios de ordenamiento se vean concretados. Estos documentos deben incluir estudios sobre cambios en la estructura demográfica, zonas de riesgo, protección ambiental, comportamiento socioeconómico de su población, entre muchos otros. Y Cartagena va a completar 20 años con un mismo POT: desde el 2001 no se modifica.
El estudio y modificación del POT no debe quedar en manos de politiqueros, ni de quienes no conozcan la ciudad, que no les duela, y menos si no tienen capacidad de proyección a mediano y largo plazo. Se requiere de urbanistas, arquitectos, administradores públicos y verdaderos políticos que la proyecten, la quieran y, sobre todo, que no se la sigan robando.
Los urbanistas estudian, planifican y ordenan las ciudades y territorios; deciden si los terrenos pueden urbanizarse o conservarse en beneficio de la sociedad; elaboran planes que expongan a grandes rasgos las políticas que deben seguirse en ámbitos como la vivienda, el transporte, servicios públicos y medio ambiente.
Cartagena está mal hecha, requiere ser rediseñada; pero no es fácil. Estamos rodeados de políticos demagogos, otros que ‘pavimentan’ algunas calles, claro está, las pocas que alcanzan realmente a pavimentar, por debajo de la contratada, y sin estudios, ya que los niveles permiten que el agua corra mas bien para adentro de la ciudad y no para evacuarla. Construimos viviendas en orillas de caños, tapamos las evacuaciones de agua para hacer parqueaderos y, como si fuera poco, construimos en bajamar y destruimos ciénagas y manglares, a la vista de todos, para hacer hoteles y grandes edificaciones.
No podemos avanzar si seguimos secuestrados por oportunistas políticos, el POT vencido y sin actualizar por dos décadas, un plan de manejo de aguas pluviales que no pasa de estudios, una protección costera que ni se hace, ni se protege en los pocos lugares dónde algo se hace, como el caso de los corregimientos insulares.
El plan de manejo de aguas pluviales debe ir de la mano con la reconstrucción de la ciudad: nos invade el desempleo, la pobreza y el abandono; sobran selfies de políticos dando ayudas pero hay un enorme déficit de acciones de gobierno y políticas serias que eviten las tragedias de cada año.
El sistema de drenajes pluviales está aprobado desde el 2001; se encuentra en fase III. Desde el 2016 el Distrito pudo transferir recursos del Sistema General de Participación para adelantar la primera etapa. Entre el 2016 y 2018 se recibieron los diseños de los primeros canales para ser revisados por la interventoría y ajustados por la Universidad de Cartagena.
Desde entonces no hay mucho que mostrar. Es necesario revisar los diseños del plan maestro, actualizarlo, asegurar los recursos y buscar un ejecutor que no se robe los dineros. Actualizar el POT, retomar de manera seria la protección costera, y rediseñar una ciudad que hace más de 30 años estamos construyendo de manera desordenada sin prevención, ni proyección, ni visión.
* Exconcejal de Cartagena y administrador público
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