
Por Carlos Ardila González *
La historia de Cynthia Pérez Amador, quien hasta ayer fue la ‘Primera Dama‘ del Distrito de Cartagena, podría servir de caso de estudio en distintos programas y facultades, particularmente de Ciencia Política, Sociología y Sicología.
Se sabe, porque la mayoría de los medios de comunicación lo han divulgado profusamente, que la excontratista de 37 años nació y creció en El Reposo, uno de los barrios con más necesidades básicas insatisfechas de la Ciudad Heroica; que allí vivió con sus dos hijos hasta principios de 2020, cuando decidió mudarse a otro lugar cerca del Centro Histórico de la ciudad; que permaneció desempleada en los últimos cinco años, hasta cuando, en enero de este año, el alcalde ordenó que se le confiriera un contrato bajo la modalidad de ‘alta confianza‘; y que el mandatario dispuso que sus honorarios fuesen lo más alto posible -$7 millones – como premio por haber sido «su gerente de campaña y porque fue la primera persona que creyó en sus propuestas de gobierno» (leer ‘Cynthia Pérez Amador, el ejemplo que no fue…‘).
Se sabe igualmente que aún desde antes del 20 de enero, cuando firmó el mencionado contrato, la designada ‘Primera Dama’ representó al alcalde en innumerables reuniones oficiales, ejerciendo funciones públicas sin tener vínculo laboral ni contractual con el Distrito.
Y se conocen otros hechos, entre ellos que Dau Chamat, aunque venía conversando con ella desde el 2016, telefónicamente y vía internet (él desde Park Avenue, New York, EE.UU.; ella desde El Reposo, Cartagena, Colombia), y así habían coordinado acciones como el ‘borrado’ de los avisos políticos de los candidatos locales al Congreso, solo la conoció en el 2019, cuando el activista anticorrupción regresó al Corralito de Piedra a cumplir una orden de arresto por desacatar un fallo de tutela; y que desde entonces son inseparables. Ese día, a pesar de que Dau había convocado por las redes sociales «a sus más de 40 mil seguidores y decenas de ellos coordinaron ir juntos al aeropuerto Rafael Núñez para recibirlo, la única que llegó a la cita a comienzos de este año fue Cynthia Amador, y por primera vez se conocieron«.
Asimismo, se ha dicho que Pérez fue clave como ‘facilitadora‘ de la intensa campaña promovida por Dau -a través de las redes sociales – tanto contra la corrupción como a favor -claro está – de su candidatura a la Alcaldía. De acuerdo con lo que se pudo establecer, la campaña del actual mandatario «costó $133’798.676 y casi el 80% de esa cifra se destinó a cubrir gastos de propaganda electoral, más específicamente en publicidad de Facebook e Instagram» (leer ‘Cynthia Pérez, la coequipera de William Dau‘).
Lo que no se ha dicho es que la campaña del veedor ciudadano a la Alcaldía de Cartagena no ha sido la única que ha promovido Cynthia Pérez. De acuerdo con pruebas en poder de este portal, e innumerables testimonios recibidos, la ex ‘Primera Dama’ impulsó en su momento, y con notorio entusiasmo, las candidaturas de César Anaya Cuesta, Germán Viana Guerrero y Andrés Betancourt González.
Tampoco se ha dicho que, según se desprende de varios comentarios en sus redes sociales, Pérez fue una ferviente admiradora del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y una radical opositora del proceso de paz impulsado durante la administración de Juan Manuel Santos.
Ni se ha dicho -pero a va a ocurrir, por lo visto – que tirios y troyanos ya comienzan a analizar las múltiples lecciones que se desprenden de la historia de Cynthia Pérez, sobre todo lo vivido este año luego de que al alcalde William Dau decidiera, porque fue su gerente de campaña, la primera persona que creyó en sus propuestas y la única persona en la que confía plenamente, como ha dicho reiteradas veces, delegar en ella su vocería ante las comunidades.
Como ya se dijo, es posible que Dau, de buena fe, haya querido poner a Pérez «como ejemplo (de honestidad, de equidad, de inclusión, de lealtad…) a una mujer afrodescendiente, nacida en uno de los barrios más marginados de la ciudad«. Pero es claro que el mandatario -quien por lo que se ha visto no conoce a Cartagena ni a los cartageneros – equivocó de cabo a rabo su apuesta (leer ‘Cynthia Pérez Amador, el ejemplo que no fue…‘).
Y todo indica que él lo sabe. Tras manifestar el pasado 1 de octubre que «no voy a salir de Cynthia; no les voy a dar el gusto«; hay unos «calumniadores» que «pretenden que yo salga de la gente de mi confianza y que sigan los malandrines, y eso no va a ser”, Dau debió -una vez más – retractarse y anunciar que la excontratista «en estos momentos, no va más«.
* Director de Revista Metro
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