
Por Agustín Leal Jerez *
Cuando estamos a punto de abordar la hoja de ruta que nos lleve a la expedición de un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial -POT – para la Cartagena de Indias debemos identificar con suma honestidad los errores del pasado para no volverlos a repetir. En últimas, la formulación de un POT no es más que la ejecución de un buen diagnóstico y la evaluación de los aciertos y errores cometidos en el urbanismo de una ciudad.
Eran muchas las cosas nuevas en materia de ordenamiento territorial y medioambiental que existían al momento de formularse el POT distrital en el año 2001; a tal punto, que muchas de ellas no fueron comprendidas en su trascendencia ni entendidas en el sentido de un flujograma de información, en donde la existencia de un insumo era la condición sine qua non para tomar una decisión en el paso subsiguiente de la formulación de ese instrumento.
Son siete los elementos estructurantes y determinantes de mayor trascendencia en el ordenamiento territorial urbano del Distrito de Cartagena: la Bahía de Cartagena, los Planes Especiales de Manejo y Protección -PEMP – del Centro Histórico y su área de influencia, el Plan de Ordenamiento y Manejo de la Cuenca de la Ciénaga de la Virgen -Pomca, el Plan Maestro de Drenajes Pluviales, la Gestión del Riesgo, el Macroproyecto del Sistema Integrado de Transporte Multimodal y el del Cerro del Popa.
Hemos estudiado aparte el tema de los drenajes pluviales, porque, no obstante que el POT del Distrito lo contempla como un componente del Macroproyecto de la Ciénaga de la Virgen, consideramos que, por su trascendencia es, en sí mismo, una operación urbana de gran escala. A este solo ítem debió dársele el tratamiento de un macroproyecto.
Si estos elementos no se encuentran debidamente estructurados con sus objetivos, políticas, estrategias, metas, y las acciones urbanísticas a tomar, claras y definidas, es IMPOSIBLE sentarse a formular un nuevo POT para la ciudad.
De buena fe, quienes formularon el POT del año 2001, vigente aún, tomaron algunas decisiones urbanísticas sujetas a que en el corto y mediano plazo se ejecutaran varias acciones indispensables para el buen funcionamiento del urbanismo de la ciudad, como fueron, entre otras, el Plan Maestro de Drenajes Pluviales, el Macroproyecto del Cerro de la Popa, el Macroproyecto del Sistema Integrado de transporte Multimodal, el Pomca de la Ciénaga de la Virgen, la precisión de los suelos de protección del Distrito y la complementación de las normas del Centro Histórico y su Periferia (Pemp).
Han transcurrido veinte años y, de estas de estas tareas asignadas, solo el macroproyecto de la Ciénaga de la Virgen y el Pomca de la misma se han cumplido. En el año 2007 fueron entregados para su adopción, por parte del entonces Ministerio de Ambiente, Vivienda y Territorio, los macroproyectos del Cerro de la Popa y el Sistema Integrado de Transporte Multimodal; y aún duermen el sueño de los justos en la Secretaría de Planeación Distrital. El resultado de todo esto es la debacle y el fracaso rotundo del ordenamiento territorial en la ciudad.
Cartagena es una ciudad anfibia, rodeaba por su bahía y metida dentro de sus cuerpos de agua interiores. El 90% de su territorio es suelo susceptible de inundación pluvial y de mareas. La habitabilidad de la ciudad en condiciones dignas depende de 120 canales de arroyos y escorrentías, los cuales se encuentra divididos en cuatro cuencas, que son: Arroyo Tomatal, Matute, Chiamaria, Ricaurte, Bazurto, Santa Clara, Bellavista y Mamonal.
El costo que ha establecido la Oficina de Valorización Distrital para desarrollar este Plan Maestro, incluyendo la construcción de nuevos canales, reconstrucción de los existentes, muros de contención, los desarenadores del Cerro de la Popa y la reforestación de las cuencas, es de aproximadamente un billón y medio de pesos. Un proyecto de esta envergadura, que abarca el presupuesto de inversión total que ejecutará el Distrito en los próximos seis años, no puede plantearse seriamente en un Plan de Desarrollo, si no se maneja como un macroproyecto, o un pacto territorial, en donde concurran el Distrito, el Departamento y la Nación, al menos que se abra la posibilidad que un particular estructure una App, recuperable vía tarifa, a través de la contribución de valorización por beneficio general.
Por ello, lo que plantea el Plan de Desarrollo ‘Salvemos Juntos a Cartagena 2020-2023’ es ridículo:

Este plan encierra una complejidad muy grande y determinante para el ordenamiento territorial distrital, los municipios que componen la cuenca de la Ciénaga de la Virgen y su zona de conurbación, especialmente Turbaco, que con su voraz crecimiento urbanístico está impermeabilizando el suelo de la cuenca alta y media de los arroyos y escorrentías que pertenecen a esta vertiente. Este es un tema para ser abordado en clave de área metropolitana.
No comprendemos cómo esta administración pretende modificar el POT actual sin contar con una determinante como esta, que es la que, finalmente, nos va a permitir decidir qué zonas de la ciudad podemos desarrollar o densificar, cuáles barrios o asentamientos debemos reubicar definitivamente, dónde obtener el suelo para las zonas de amortiguación y permeabilización de la carga pluvial que cae anualmente, y qué hacer con el espacio público residual resultante de la intervención o el recuperado con ocasión de la misma, independientemente de los impactos que este plan arroje sobre la movilidad, en particular sobre su componente multimodal.
* Abogado, especialista en Derecho Público con experiencia en Derecho Urbanístico, Ordenamiento Territorial, Contratación Estatal y Gerencia de la Defensoría Pública, entre otros temas.
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