
Por Euclides Castro Vitola *
Si algo he aprendido en esta vida es que, a menos que te llames Tomás, Jerónimo o Fernando Nicolás, hay tres cosas fundamentales para lograr los objetivos fijados: trabajar muy duro, trabajar en equipo y tener un referente en quien inspirarse. Debo confesar que para esto último he tomado como ejemplo al mejor analista de la política nacional, me refiero por supuesto al gran Hassan Nassar, cuyos aciertos son tan sorprendentes que resultan premonitorios.
Teniendo en cuenta que la fecha de las elecciones en Estados Unidos se ha fijado con suficiente antelación, quise escribir una columna tratando de prever qué cosas podrían ocurrir a partir del 3 de noviembre de 2020. Por tanto debo revelar en este momento que esta columna fue escrita el 2 de noviembre, pero de 2007.
Según mis análisis geopolíticos, las elecciones van a estar tan reñidas que la única forma de que Donald Trump gane es que el Centro Democrático (partido político que será creado por el actual presidente de Colombia, un par de años después de salir del segundo de sus tres mandatos y de llegar al Senado; vamos, que es como volver al bachillerato después de graduarse de PhD) viaje a Michigan para brindar asesoría de la mano del registrador Juan Carlos Galindo.
Pienso que la victoria de Joe Biden va a generar una avalancha masiva de gringos hacia Latinoamérica, especialmente para Colombia, en donde tendrán que dedicarse a lavar vidrios en los semáforos, vender café con crocs incombustibles, poner vidrios templados a $3.000, hacer manicuras en combo por $5.000. Algunas mujeres serán señaladas de derrotar hogares, más allá de que estuvieran vencidos hace mucho, pero que se mantenían gracias a los pelaos…; la Policía Nacional tendrá que señalarlos de ser los causantes hasta del calor de la Región Caribe; y el Gobierno colombiano tendrá que involucrarse de lleno en un plan para ponerle fin a ese presidente demócrata que llevará a USA al CastroBidenChavismo.
Estoy convencido de que los compatriotas uribistas que viven en EEUU retornarán a la madre patria como forma de protesta, pero, sobre todo, porque el programa de gobierno de Biden será incompatible con su ideario y principios. A menos que recurran al marxismo -al de Groucho, no al de Karl – quien decía tener unos principios férreos, inmodificables, pero que si no te gustaban, entonces tenía otros.
Pasando a otro plano -nunca mejor dicho – podría afirmar que Luis Carlos Vélez seguirá haciendo méritos para demostrar que la lambonería que le fluye por la venas, heredada por vía paterna, le añadirá un capítulo más a su vergonzoteca pública, generando lástima y risas, como cuando ves que atropellan a un payaso de fiestas infantiles. Pero no lo voy a afirmar, prefiero tener un acto de caballerosidad con él y su trisomía del par 21.
Entrando en temas más saludables, propongo a los lectores que, en el futuro, piensen un poco más en su salud y empiecen a comer sano, porque indudablemente es mejor que comer enfermo. Así mismo, decirles que en unos años se pondrá de moda el buen rollismo a prueba de balas, el optimismo empalagoso y acrítico que impondrá una dictadura implacable capaz de subir al cadalso a todo aquel que no comulgue con la sonrisa como único argumento para cambiar de vida, empleo, deudas o pareja. Insistirán en que la clave está en salir de la zona de confort, pero a mí no se me ocurre nadie que en su sano juicio quiera dejar atrás la comodidad. ¿Para qué queremos tanto esfuerzo si cada año los medios nos dicen que, de todos modos, somos el país más feliz del mundo? Además, no me merecen mucha credibilidad los millones de libros de autoayuda que saldrán porque ninguno será capaz de responder a una sencilla pregunta: el alargamiento de pene… ¿es crecimiento personal?
Finalmente, debo decirles que en las elecciones de 2022 los colombianos, en la boca de la urna, justo antes de depositar el voto, mostrarán serios síntomas de deja vu- amnésico, una enfermedad que te lleva a olvidar lo mismo que cuatro años atrás.
Para no olvidar: A los profesores Lino Mercado y Gustavo Martínez en el Colegio Seminario y su pasión inagotable por las artes.
* Abogado y consultor político
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