
Entre las cinco ciudades capitales con mayor población en Colombia, Cartagena es la que registra un mayor número de contagiados y de fallecidos por Covid-19 por millón de habitantes.
Con cifras de ayer (miércoles 27 de mayo), en el primero caso la Ciudad Heroica reporta 2.214 casos positivos por millón de habitantes, seguido de Barranquilla con 1.306, y de Bogotá con 959.
Y en el segundo caso las cifras son más inquietantes aún: en la capital de Bolívar han muerto (hasta ayer) 107 pacientes, mientras que en Cali han fallecido 40 y en Barranquilla 38, también por millón de habitantes.
Pero tales cifras, ya de por sí graves, no fueron las únicas que llevaron al Gobierno Nacional a intervenir -de facto – al Distrito de Cartagena en materia de control de la pandemia.
Como tampoco lo fue el hecho de que la capital de Bolívar sea, también entre las cinco ciudades con más habitantes, la que registre una mayor tasa de letalidad, ni la que -por otro lado – muestre una de las tasas de recuperación más bajas.
De acuerdo con lo que se ha podido establecer, lo que más motivó al presidente Iván Duque Márquez a «metérsele en el rancho» al alcalde de Cartagena, William Dau Chamat, designando como enlace entre el Alto Gobierno y el Distrito de Cartagena para la atención de la crisis al médico Juan Manuel Benedetti Sarasti, fue el hecho de que el Ejecutivo distrital, a pesar de haber decretado una cuarentena desde el pasado 18 de mayo, no aprovechó los días de confinamiento para dotar de nuevas camas de hospitalización, intermedias y de Unidades de Cuidados Intensivos, ventiladores mecánicos y demás implementos e insumos a las clínicas y hospitales de la ciudad.
Y, más exactamente aún, lo que obligó al jefe de Estado a ordenarle a su ministro de Salud, Fernando Ruíz Gómez, que le pusiera el foco a las actuaciones del Distrito de Cartagena, es que no había razones para confiar en que hoy, cuando es evidente que su red hospitalaria está a punto de colapsar, sus funcionarios no volverán a incurrir en errores parecidos.
Según un periodista capitalino que cubre la Presidencia de la República y quien pidió reserva de su nombre, para la fecha de la designación de Benedetti Sarasti «el Gobierno Nacional tenía ya claro que por diversas razones en Cartagena no se ha podido controlar el aislamiento, y era evidente que se había perdido el tiempo; y solo ahora, gracias al presidente, es que comienza a haber una articulación entre las distintas instancias gubernamentales, así como con la comunidad, las EPS y las IPS«.
De acuerdo con la misma fuente, en la Presidencia tienen claro que solo tras las acciones que comenzó a emprender el doctor Benedetti «se empezó a diseñarse un plan para suplir el déficit de recurso humano que se evidencia en los distintos frentes de atención del Covid, es decir el sector hospitalario, el apoyo humanitario, la Policía, las Fuerzas Armadas, las empresas de servicios públicos, en fin, sobre todo teniendo en cuenta que deberá procederse a abrir la Economía, lo que implica mayores riesgos de contagios masivos«.
Como se dijo en la nota ‘Gobiernos nacional, seccional y local, a enfrentar unidos el Covid en Cartagena, por esos hechos, y porque sin duda fue un craso error que a numerosos pacientes contagiados con el coronavirus se les haya confinado en sus casas, con sus familias, y no en sitios como hoteles, coliseos y similares, como se ha hecho en otras ciudades, y porque el Mercado de Bazurto -para esos días – aún no hubiera sido intervenido como lo pidieron a gritos incluso algunos funcionarios locales, la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez Blanco, decidió reunirse con las autoridades locales.
Pero, al enterarse de que, a pesar de las directrices impartidas por la vicepresidenta, aún no se estaba dando la debida articulación, y era claro que algunas medidas restrictivas habían sido insuficientes, la ministra del Interior, Alicia Arango Olmos, le ordenó al alcalde Dau «proceder con la expedición de los decretos a los que haya lugar para dar cumplimiento a las órdenes e instrucciones impartidas para garantizar la salud y la vida de todos sus habitantes«.
Mediante una circular, Arango Olmos le ordenó al mandatario de los cartageneros, dentro de las facultades legales que le asisten, tomar varias medidas en el término de la distancia, entre ellas el mantenimiento de la cuarentena con aislamiento preventivo obligatorio de todos los pobladores de Cartagena, la intervención del Mercado de Bazurto, el establecimiento de cercos epidemiológicos en los barrios El Pozón, Nelson Mandela, La Esperanza, y Olaya Herrera, y el cierre de los barrios Nelson Mandela, Olaya Herrera, El Pozón, La Esperanza, San Fernando y La María (leer ‘Ministerio del Interior toma medidas para prevención, control y mitigación del Covid-19 en Cartagena‘).
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