Roberto Saer Daccarett *
Desde mi rincón x, y, z, donde suelo pensar y repensar mis preocupaciones, miro hacia el techo, analizo las betas del piso, giro la silla de izquierda a derecha, a veces la subo y la bajo, pongo el ojo en la pantalla azul del computador, y me pregunto: «¿qué pasa Robe?» Y el silencio me responde con silencio.
Luego me levanto, camino unos pasos, me recuesto a descansar, pero, para poder cerrar los ojos, tomo mi celular y recorro las redes, que al final me convierten en un zombi. Pero lo que veo y leo me hace desfallecer y volver a la vida con una facilidad perversa, para finalmente quedarme dormido.
Es increíble cómo podemos pasar vertiginosamente de un extremo a otro, con facilidad, desde disfrutar de una lectura o imagen interesante e instructiva, hasta llenarnos de la física chachara. Desde sentir el odio de unos hasta el amor ingenuo de otros, palpar la horrible polarización a la que nos préstamos para beneficios de unos pocos, y observar a qué grado de irresponsabilidad hemos llegado cuando somos capaces de convertir a falsos ídolos que escriben y opinan en las redes en referentes de nuestra sociedad.
Pero, bueno. En esas no puedo quedarme porque, al final de cuentas, si yo avanzo de alguna forma avanzamos todos. No me voy a quedar inerme y paralizado. Procederé -conforme – en la búsqueda de soluciones que nos permitan como ciudad superar estos momentos de covid-crisis, para que pasemos a lo esencial: empezar a trabajar y solucionar los verdaderos problemas que aquejan a nuestra sociedad. Aportemos. A eso quiero invitarlos.
Llover sobre mojado es una frase más conocida que cuento del gallo capón. La usamos cuando vemos que un infortunio se repite o cuando la desgracia insiste, y eso es lo que siento cuando leo repetidamente de muchos en las las redes la situación de nuestros últimos alcaldes.
Pues les cuento que yo decidí no quedarme en eso. Entrando en materia, el Covid-19, que es un palo en la rueda, nos colocó en una situación crítica y desafortunada. Hasta ahora la Administración ha tomado decisiones, se rodeó de especialistas, invirtió recursos, explicó las distintas curvas, recibió de expertos y no expertos diferentes alternativas de atención, y comunicó que la mayoría de cartageneros nos contagiaríamos, para finalmente terminar en una sola conclusión: aún no estamos preparados para atender la crisis.
Pero, ¿qué es lo verdaderamente importante ahora? Esa es la pregunta. Y la respuesta es sencilla: actuar. Creo que todos tenemos claro cuáles son esas líneas gruesas o necesidades que debemos atender, las cuales, con recursos, orden y trabajo en equipo, se solucionan así:
- Comprar las camas y equipos médicos requeridos. Es un proceso de compra como cualquier otro en lo público.
- Pagarle al personal médico en todos los niveles.
- Hacer la mayor cantidad de pruebas. Propuestas y ofertas para comprar más pruebas con recursos públicos y privados existen.
- Espacios para aislar a los contagiados que no requieren hospitalización. Con tantos hoteles en la ciudad se soluciona esto. En Bogotá ha funcionado bien.
- Alimentos que lleguen. Ya existen sobre la mesa diferentes alternativas para que la repartición sea efectiva.
- Una estrategia clara para mitigar el hacinamiento. Existen diferentes alternativas.
- Y convertirnos en una ciudad libre de Covid.
No necesitamos más, y no busquemos quiénes son o no responsables de la situación actual. Tampoco culpemos más a los ciudadanos irresponsables; existen en todas partes, no solo en Cartagena. Al final recuerda que la culpa es de la vaca.
Todo lo anterior no tiene como afán cuestionar o criticar, porque como dice la canción: lo que pasó, pasó, y ahora solo necesitamos movernos. Quiero replicar a través de este escrito lo que muchos han propuesto y esperan: que se genere a la mayor brevedad un espacio Covid-19 liderado por nuestro alcalde y su equipo, donde converjan el gobernador, los parlamentarios, los gremios, los sindicatos, los científicos, la Academia y los representantes de la sociedad civil, para que diseñen un plan de choque de implementación inmediata y tomen las decisiones requeridas de mediano y largo plazo para la recuperación económica y social de la ciudad.
Para finalizar quiero retomar esa frase: llover sobre mojado. Si no dejamos definida la estrategia para enfrentar el Covid-19 y los responsables de su ejecución, no podremos empezar a hacerle frente a nuestra realidad. Atender los problemas y superar la inequidad y la desigualdad en las que vivimos es la prioridad.
Al alcalde no lo elegimos para atender el Covid-19. Cartagena lo eligió para transformar nuestra sociedad.
* Ingeniero industrial con maestría en Administración
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