Por Orlando Díaz Atehortúa *
Resucitando, como el ave fénix de sus cenizas, aparece el señor Vargas Lleras, luego de su estruendosa derrota en las votaciones para presidente y de las graves acusaciones que lanzó Aida Merlano en contra de su campaña. Algunas de las acusaciones y señalamientos hechos en contra de Vargas Lleras incluyen una muy considerable compra de votos a su favor. Asimismo, se descarrila este gran rey de la rectitud, pues además ha pedido, en una forma desvergonzada y cínica, que el gobierno, en cabeza del presidente Duque, adopte algunas disposiciones que van, en forma grandilocuente, en contra de la clase trabajadora; recordando que algunas de estas medidas ya habían sido ventiladas, por la que era en su momento ministra de trabajo del presidente Duque, Alicia Arango, al enunciar que “a un ingeniero de sistemas tú no lo necesitas todo el día, con dos horas que trabaje es suficiente”, es decir, el contrato laboral por horas, donde el pago de las prestaciones sociales también sería equivalente a lo que realmente labore. Esta propuesta tuvo su espaldarazo del señor presidente, pero, sin embargo, no había un ambiente político para que se aceptara.
Se recuerda también que, para el día seis de mayo del 2020, en entrevista con la emisora ‘Blu Radio’ el senador de la República, Uribe Vélez (mismo que en ese medio de comunicación, para agosto del año 2019, había cometido un pequeño lapsus linguae, al sostener que: “…claro que me interesa la opinión pública, aquí hay dos jueces, yo soy el presidente de la República y senador, tengo responsabilidad con este país…”) argumentó que era conveniente que la prima de junio se acumulara con la de diciembre, todo bajo acuerdos con los trabajadores; pero lo más interesante, fue lo que mencionó sobre el contrato por horas, expresando que el proyecto que tenía era el de la reducción de la jornada laboral.
Con un descaro terrorífico, el partido Cambio Radical fue el abanderado de la pasada reforma tributaria, donde se le disminuyó el impuesto a las grandes empresas; además de dejar indemne el impuesto del 19% para muchos productos de la canasta familiar; también se agregó un margen mucho más amplio de personas a tributar, golpeando, así, duramente a las clases pobre y medias del país con el aumento desmedido de las tasas de imporrenta.
Este mismo grupo político se reunió con el señor presidente, en enero de este año, bajo el deseo de alinearse con el gobierno para colaborar con el mismo. Pero en realidad no existe ninguna justificación para que Vargas Lleras le propine semejante chocorazo al pueblo colombiano proponiendo la reducción de un 30% de los salarios de los trabajadores; la revisión de todos los contratos de trabajo; suspender las convenciones colectivas; eliminar las primas de junio y diciembre; suspender el pago de cesantías e interés de las mismas; flexibilizar los costos por los despidos injustificados; acabar con los subsidios de transporte y la entrega de dotaciones obligatorias. En fin, acabar de un manotazo, todas las conquistas laborales de siglos de lucha.
Así las cosas, el nieto de Carlos LLeras Restrepo, ‘peló el cobre»‘, olvidándose que se crió en las toldas del nuevo liberalismo, liderado por Luis Carlos Galán, quien proponía en su candidatura para presidente, antes de que fuera asesinado, más derechos laborales para la clase trabajadora y una lucha frontal contra la pobreza.
Parece ser que Vargas Lleras copió una propuesta lanzada por la presidente de Acopi (Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas) Rosmery Quintero, de una reducción del 30% del salario de los trabajadores. Por tanto, si un obrero se gana $980.700 en la actualidad, su salario le quedaría en $686.000, es lógico que igual disminución tendrían sus prestaciones sociales. ¡Bonita forma de acabar con la pobreza de este país!, cuando el señor presidente se acaba de gastar más de $3.300 millones para el posicionamiento de su imagen, en las redes sociales, con la Empresa Du Brands S.A.S.
En esta delicada y grave pandemia, donde los señores banqueros y una enorme mayoría de los grandes industriales de este país han estado ausentes en la aplicación del principio de solidaridad; muy a pesar de las jugosas ganancias que han tenido y de la disminución en sus impuestos, que magnánimamente les tendió el Gobierno y el Congreso, se pretende, en forma cohonestada, dando una apariencia de legalidad, que no se tiene, al amparo de actos administrativos, que son verdaderas leyes materiales, arrasar con derechos laborales de la clase trabajadora, en forma inmisericorde y sin ninguna compasión.
Esta es una voz de alerta para las grandes centrales obreras, los sindicatos, los estudiantes de las Universidades, en fin, para todos los que nos duela esta repudiable propuesta. Sin embargo son en últimas la Organización Internacional del Trabajo -OIT, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Constitucional las que tendrán la última palabra sobre estos exabruptos, si se llegan a concretar. Mientras tanto, ¿quién nos salvará?, considerando que en esta pandemia el pueblo se encuentra indefenso; confinado, como está, es difícil levantar las voces disidentes, observando cómo languidecen las protestas, a nivel mundial, en forma dramática.
Queda solo confiar que la justicia constitucional y los organismos protectores de derechos laborales, le den con firmeza, una mano al Estado de Derecho, que tan vapuleado ha estado, con más de 72 actos administrativos, léase leyes materiales, que ha expedido el Gobierno, muchos de ellos en una forma evidentemente inconstitucional, donde en la actualidad se vuelve a declarar otra emergencia económica. ¡Que mi Dios nos agarre confesados y santiguados!, no sabiendo con qué actos administrativos nefastos se vendrá el gobierno.
COLETILLA UNO
En esta situación caótica, donde a las claras se denota el fracaso del modelo neoliberal, se observa que no existen suficientes hospitales, ni personal médico, ni dotaciones de seguridad para ellos, ni camas, al menos en nuestro país y específicamente en Cartagena, donde además la falta de liderazgo es más que evidente para controlar el virus, la pregunta que nos hacemos es: ¿Qué hacer?
Pues bien, que los bancos presten dineros, por ejemplo, a unas muy bajas tasas de interés; que los grandes empresarios sean más solidarios; que los dineros que se están ahorrando, por la disminución de los impuestos que les hizo el gobierno sean dirigidos a las clases pobres, con ayudas humanitarias urgentes; que se reduzca o condone las deudas internas de los países en vías de desarrollo, como lo pide el papa Francisco: “considerando las circunstancias, se afronten, por parte de todos los países, las grandes necesidades del momento, reduciendo o incluso condonando la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres”. Igualmente, se debe acudir más a la tecnología y la Inteligencia artificial, como se está realizando en otras ciudades. A nivel de todas las personas, que se abandone esta anomia (entendida como una falta de introducción de la norma, desobediencia con la misma), colaborando con las autoridades, en el confinamiento. Además, nunca perder la esperanza con el advenimiento de un mundo mejor.
Por el lado de la clase trabajadora, la sorprenden inerme, quedando por el momento solo la justicia positiva, material, para evitar un total debacle; mientras tanto, siguiendo al gran pensador británico Neal Ascherson: “después de la pandemia, el nuevo mundo no surgirá por arte de magia, habrá que pelear por él”. Así, los sindicatos y confederaciones sindicales, los estudiantes, todos los trabajadores del mundo debemos confiar en la justicia por el momento y prepararnos para tiempos muy duros, con un futuro no muy prometedor y halagüeño que nos espera. Que no digan que somos aves de mal agüero, ya veremos; Dios quiera que no sea así. Sin embargo, no es atrevido pensar que después de esta crisis pueden llegar otras complicaciones mayores; tomando en cuenta que del año 1918 al 1920 ocurrió en el planeta otra pandemia, la llamada ‘Gripe Española’ que infectó la tercera parte de la humanidad de esa época, ocasionando la muerte de más de 50 millones de personas, sin que se conociera la aviación comercial de nuestros tiempos. Pues bien, la gente rápidamente olvidó esta tragedia y comenzaron los gloriosos y felices ‘años veinte’, estrellándose la humanidad después con el famoso crack bursátil de 1929 y una horrorosa depresión económica, nunca antes vista. «El que no conoce la historia, debe estar dispuesto a repetirla«, dice un viejo adagio popular.
COLETILLA DOS
Un aplauso grande y cerrado para los vigilantes, empleados de tiendas y supermercados, al igual que la Policía; pero principalmente para los médicos y personal al servicio de la salud, quienes se encuentran en primera línea, dando la guerra contra este virus, pese a los escasos elementos de bioseguridad, pocos tapabocas, batas clínicas desechables con las que han sido dotados, los cuales tienen que reutilizar, no pocas veces. Ellos son los verdaderos héroes y mártires en esta oscura noche por la que pasa nuestro mundo. Se les debe dar, en derecho, todos los méritos; y aún más considerando que a muchos les deben varios meses de salarios, tal como me lo confirmó un amigo, ginecólogo y obstetra en una clínica de maternidad de Cartagena, quien hace tres meses no recibe ningún sueldo.
Estos galenos siguen cumpliendo con amor su profesión y el juramento Hipocrático, el cual están en el deber de mantener, por humanismo. Recordando las bellas palabras de Ignacio Ramonet: “para la población, la salud no es una mercancía, sino una necesidad básica, un derecho humano«. Cito también la certera frase informal y lapidaria lanzada por una curtida enfermera, en Guayaquil, Ecuador, ante la muerte de cinco colegas y el contagio de más de ochenta: “Marchamos a la guerra sin armas”.
Son estos profesionales y demás personal de la salud los dignos de todos los aplausos, pese a las condiciones, no muy aptas, en que trabajan. La historia siempre los recordará como a grandes héroes; tal como recordamos a los valerosos bomberos que prestaron sus servicios aquel fatídico 11 de septiembre del 2001 en las torres gemelas de Nueva York.
Parafraseando a Albert Camus: “La peste nos enseña que hay en los hombres más cosas de admiración que de desprecio”. Sin embargo, me pregunto: ¿por cuál de estos senderos será recordado el abnegado defensor de los derechos de los trabajadores, Vargas Lleras?
* Abogado especializado en Derecho Penal y es magister en Derecho Procesal. Magistrado de la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Cartagena.
.