Por Ruth Lenes Padilla *
En la agenda de los recién instalados gobiernos distrital y departamental se encuentra en estos momentos elaborar los Planes de Desarrollo que contengan los programas, proyectos y recursos necesarios para la apuesta por mejorar la calidad de vida de los habitantes de Cartagena y Bolívar.
Este instrumento, establecido en la Ley 152 de 1994 o Ley Orgánica de Planeación, plantea las estrategias de políticas para cada sector y los mecanismos para alcanzar sus objetivos y metas, propuestos en el programa de gobierno que los ciudadanos eligieron.
Siendo así, me permito resumir para consideración de los ciudadanos los lineamientos expresados por el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -Ocde, Ángel Gurria [1] (2019), y algunos señalamientos para tener en cuenta por Colombia para alcanzar la prosperidad. Él manifiesta que para nuestro país es muy importante la adhesión a ese organismo, que debe representar, además de los avances obtenidos para permitir su ingreso, un catalizador de reformas que apoyen las prioridades de las políticas públicas. Considera que el país y por tanto sus regiones se enfrentan a importantes desafíos.
Expresamente señala que en materia económica la baja productividad es el principal obstáculo que afecta al país y en cifras llega solo al 37% de la que arroja la Unión Europea; por esto la Ocde recomienda el desarrollo inclusivo y sostenible, y alerta -igualmente – sobre el fin de las industrias extractivas y su comercialización.
En términos locales, para considerarlo en los planes de desarrollo, esto se traduce en tener acceso a la economía formal, uso de tecnologías y asistencia técnica en la producción, eliminar cadenas de intermediarios para el campo, mejorar las condiciones del crédito, un verdadero crédito para el sector rural, instaurar buenas prácticas y la cultura de la calidad en la producción agrícola y agroindustrial para rescatar de la pobreza a nuestros campesinos.
En Cartagena aplica lo anterior para el sector rural; los servicios turísticos deben tener calidad -no abusos – y ampliar el apoyo a emprendimientos de este tipo, así como a los culturales, en las Localidades, Unidades Comuneras de Gobierno y los diferentes barrios, donde fluye el talento sin oportunidades de ingresar a lo formal. A los industriales y comerciales debe garantizárseles la transparencia para romper la cadena del privilegio y poder ser más competitivos. Acá es duro hacer empresa; que lo diga si no la Cámara de Comercio: por la exclusión, cientos mueren en el intento. Esto hay que resolverlo, sin duda alguna, desde los respectivos Planes de Desarrollo.
En el Eje Social, Colombia está por encima del promedio de los niveles de América Latina y la Región Caribe, por la desigualdad en el ingreso y la informalidad; un 39,3% de población es vulnerable, ¡entre los considerados pobres un 84% está en la informalidad! Por otro lado, se continúa considerando la existencia de fuertes diferencias de género y territoriales. Por ello, los planes de desarrollo del Departamento y del Distrito, entonces, no deben perder de vista estas alertas y ser territorios de equidad.
Gurria recomienda contemplar la educación y la capacitación como impulsores de las competencias y destrezas, pero una masa grande de fuerza laboral va a ser expulsada por el uso de la tecnología, por tanto deben plantearse estrategias para que esta población joven y preparada no permanezca excluida y empobrecida sino que pueda ser tenida en cuenta por sectores innovadores de la economía formal, como la conectividad de servicios, turísticos, culturales y organizacionales, entre otros.
El eje ambiental es otro de los desafíos que tiene el país, del cual los planes de desarrollo no pueden desligar su inversión. Iniciar el tránsito de lo extractivo a lo productivo es vital. Igualmente la educación ambiental a los niños, jóvenes y adultos; proteger los recursos naturales es fundamental para la prosperidad, se requiere la educación y el ejercicio continuo de autoridad ambiental y del cumplimiento de lo normativo para administrar los recursos hídricos, acabar con la deforestación, disponer adecuadamente los residuos y obtener indicadores ambientales en la ciudad y los municipios. Esto no es soñar, muchos municipios ya lo han logrado.
Y el Eje institucional. Es lo último en mencionar pero es algo que no da espera; nuestras entidades deben modernizarse, lo han venido haciendo, reconoce la Ocde, pero, sin embargo, unas van adelante en cuestión territorial; las del interior del país avanzan más que las de las restantes regiones; sigue la brecha entre las universidades y el desarrollo comunitario, a las universidades les va muy bien pero a las comunidades les llega poco el conocimiento científico; la Gobernación y la Alcaldía deben ser incluyentes, desafiar la pobreza, el desempleo y el machismo en sus respectivos planes de desarrollo; los barrios deberán quedar cubiertos por las inversiones; la justicia y los Planes de Ordenamiento Territorial convendría que fuesen contemplados con verdaderos ejes ambientales.
“Colombia tiene todo lo que necesita para crear prosperidad para todos”, es la sentencia del secretario general de la Ocde; “si se concentra en las competencias, la productividad, la formalización y la atracción de inversión”.
De manera que no desechemos las recomendaciones del organismo de los 37 países desarrollados, pues los planes de desarrollo son también desafíos locales.
[1] Reimaginando a Colombia. Visiones del país que queremos construir, El momento de Colombia pag.26 Mckinsey&Company Editorial Planeta. 11-2019
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