Por Bladimir Basabe Sánchez *
Al igual que los restantes 193 países reconocidos por Naciones Unidas, y sin contar aquellos con situación de colonia, disputa o desconsideración, Colombia no es ajena a un drástico aumento de 2 a 3°C en un rango de 30 años. Para muchas personas en el planeta Tierra, sobre todo gobernantes, estos pocos graditos no harían mella sobre el ya malogrado cambio climático. Cartagena de Indias tampoco es la excepción de la regla.
La Unesco incluyó a la Ciudad Heroica en el listado de 31 sitios turísticos en el mundo con consecuencias, más que visibles, pero para algunos “no sentibles”, del calentamiento global: “las calles, estructuras coloniales y las propias murallas que engalanan las costas y los cañones están en alerta. Podrían estar expuestas a una subida del mar de hasta 60 centímetros para el 2040” (El Tiempo, 2016).
Aunque, casi 20 años antes, ya están adelantadas las consecuencias: el Fuerte de San José, ubicado al extremo sur de la Bahía de Cartagena, es un claro ejemplo de esta debacle: su protección artificial submarina, una especie de muralla que la rodea en su radio sur, es insuficiente para evitar el drástico aumento de la marea que tiene áreas totalmente inundadas durante la mayor parte del año. ¿Qué tal si el ecosistema Corales de Varadero fuese negativamente intervenido en su zona norte por Invías para construir la variante del canal de acceso? Las inundaciones en San José fuesen peores.
El Centro, La Matuna, Bocagrande, Castillogrande, El Laguito y otros barrios cercanos a los principales cuerpos de agua de la ciudad como también lo son Olaya Herrera, La Esperanza, Fredonia, San Francisco y otros, sufrirán el aumento del nivel del agua. Cartagena cuenta con ese Plan 4C interminable, como aparentemente inalcanzable: años y años de estudios, como una falta de continuidad de las políticas, no tienen en cuenta el silencio ardiente de las temperaturas. ¿Cuántos años de intentos ha tenido el gobierno distrital para convertir a Cartagena completa en una ciudad ejemplo de gestión ambiental? ¿Qué realmente se ha logrado? (Lea: ‘Cartagena, en pos de ser “ciudad sostenible y competitiva”‘?).
«¡Es que hace mucho calor! ¡Pero es que la autoridad ambiental no hace nada!”, es lo que suele escucharse en las calles de vez en cuando. El artículo 8° de la Constitución Nacional es claro en los deberes ambientales: sembrando árboles, adecuados al Plan de Silvicultura (y no aquellos como el neem que no hacen parte del bosque seco), lograremos mucho: ¿por qué no podemos llegar al índice de 52 árboles por habitante, como ocurre en Curitiba -Brasil?
Cartagena merece participar en un Desafío de Ciudades, competencia amistosa que moviliza a las ciudades, gobiernos y, sobre todo, ciudadanos, a cumplir con el Protocolo de París. Porque no se trata de sugerencias sino de exigencias, para ver si el tema ambiental se torna en algo más serio que el típico discurso de sensibilización del momento y pare de contar. ¿Por qué Cartagena aún no está participando? ¿La ciudad no cuenta aún con las suficientes evidencias reales para una competencia global, o solo cuenta con indicadores cuyos alcances no pasan de la tinta que cubre una zona del papel? (Lea: ‘Cartagena: Desafío de Ciudad I‘ y ‘Cartagena: Desafío de Ciudad II‘).
Adenda:
Ahora que estamos en vísperas del cierre de las campañas electorales no quisiera quedarme atrás con mis sugerencias. Desde la conformación barrial en cada una de las tres Localidades de Cartagena de Indias se crecen tanto las soluciones como los casi permanentes atrasos en un desarrollo sostenible e inteligente. Por ello apoyaré un espacio de participación en las Juntas Administradoras Locales a estos tres ciudadanos, de los cuales estoy seguro que harán un buen trabajo en materia ambiental y de fortalecimiento en la participación ciudadana:
JAL Localidad 1 – Histórica y del Caribe Norte: Isabel María Romero Mercado. Reconocida por la Sociedad de Mejoras Públicas en el año 2018 por su trabajo en el rescate de zonas verdes públicas del barrio Martínez Martelo, la señora Isabel visiona la ciudad mediante el establecimiento de ejes ecourbanísticos, la recuperación del tejido urbano (conceptos promovidos por la arquitecta Génesis Ponneffz). Buena elección para la réplica de este proyecto en los barrios y corregimientos de la Localidad, tanto continentales como insulares.
JAL Localidad 2 – De La Virgen y Turística. Deyder Henríquez Matos. Su labor social en la defensa de las comunidades vulnerables del cordón de la Ciénaga de La Virgen, como su conocimiento sobre derechos humanos, emprendimiento y trabajo social, hacen de Deyder la persona ideal para la recuperación de la confianza ciudadana en el sector público de base. Resultados con trabajo permanente para una mejor zona suroriental y corregimental del norte del Distrito de Cartagena.
JAL Localidad 3 – Industrial y de la Bahía. Paola Andrea Pianeta Arango. Como comunicadora social y aspirante a magister en Conflicto Social y Construcción de Paz, su aporte al mejoramiento de las condiciones integrales de la Localidad, mas su interés de defender el buen uso del erario público para una mejor cara de las zonas verdes, amoblamiento urbano y saneamiento básico, Paola es una opción para demostrar que ser edil no es sinónimo de ser corrupto. Conocimientos de lo público para un buen servicio social.
* Psicólogo especialista, docente universitario, ambientalista y director de Salvemos Varadero.