Por Bladimir Basabe Sánchez *
2014: presunto daño fiscal en la ejecución de contratos de obra para puestos de salud en Cartagena, a la fecha sin terminar, firmados en la era Dionisio Vélez Trujillo. 2017: 21 personas muertas y 23 heridas por caída del edificio Blas de Lezo II, ocurrido en la era Manuel Vicente Duque. 2017: supuesta compra irregular de lote adquirido por William García Tirado, mientras fungía como director de Corvivienda… Nada de lo anterior parecería ser falso: varios medios de comunicación lo han publicado y le han hecho seguimiento, en la medida de sus posibilidades, y solo se está a la espera de lo que determinen los órganos de control.
A poco menos de un mes de las elecciones para Alcaldía Mayor en Cartagena de Indias, y luego de variados resultados en las encuestas publicadas en Revista Metro, Guarumo-Ecoanalítica y otras, planteo por qué, después de reiterados casos de malos manejos administrativos con graves consecuencias para el erario y la imagen de esta ciudad, el voto ciudadano continúa apegado a querer extender una crisis no tan latente. ¿Se hace a propósito?
La memoria, según diversos autores de la Psicología, es un sistema mental que recibe, codifica, guarda, organiza, modifica y recupera información. Incluye por quién votamos en el pasado, e inclusive, qué fue lo que nos llevó a apoyarle en las urnas (y fuera de ellas). En la memoria de largo plazo, aquella donde la cantidad de recuerdos es mayor, podemos gozar de libertad para reconstruirlas a nuestro acomodo y deseo, una y un millón de veces más. Por algo, son personales y ciertamente intransferibles, a menos que se haga con alguien de confianza.
A pesar de ello, la memoria humana tiene deficiencias. Todos los días, sin excepción, estamos inmersos en un cúmulo de información sin control: detalles buenos de perfiles profesionales, y otros lamentables de su accionar que dejan mucho que desear. Pero darle una memoria googleana a nuestro cerebro implicaría una total parálisis de los procesos de pensamiento: ¡si alguien con estrés se “embota”, imaginémonos entonces con infinita memoria de almacenamiento! Esta es la razón por la cual existe la selectividad al momento de evocar los recuerdos.
Dicha selectividad, insisto, es personal. Lo que sí es injusto es que hagamos de tripas corazón y borremos con el codo lo que se hizo con los pies. Observar y escuchar al ciudadano que aún desconoce el enorme poder de su voto para mejorar el estado actual de esta ciudad, apoyando a quienes están en la palestra pública, a los investigados por los organismos de control, como si esto no fuese grave, es consecuencia de la transitoriedad de la memoria –tendencia de la información almacenada a desvanecerse con el tiempo– versus atribución equivocada –tendemos a tener mala memoria para las fuentes de información.
Que la memoria individual y colectiva sigan prestando un buen servicio, esta vez a favor del interés general. El principal timonel del Distrito de Cartagena debe ser una persona sin señalamientos de los acostumbrados, como si entre más corrupción existiese, menos corresponsabilidad se tuviese. ¿Seguiremos entonces en las mismas, o nos daremos una oportunidad para mejorar? Cartagena y sus habitantes merecemos una ciudad integral, soñada y real.
* Psicólogo especialista, docente universitario, ambientalista y director de Salvemos Varadero.