Por Rafael Vergara Navarro *
Iniciando el 2019 en el que el día 13 arribaré a los 70 eneros, confieso algunos deseos que dan brisas a mis reparadas velas. Como ciudadano deseo y exijo que cese el asesinato de líderes y lideresas sociales. Entre las lucecitas que somos son ellos las que más brillan.
Esos 226 ataques a la paz en 2018 son una barbaridad. En 9 de 27 departamentos las disidencias, ‘narcoparacos’ y los excesos de la fuerza pública, ejecutaron el 80,53% de los asesinatos, 12,38% eran mujeres (28) y 87.72% hombres (198). La muerte se ensañó en el Cauca (48), Antioquia (33), Valle del Cauca (19), Norte de Santander (18), Putumayo (18) Nariño (13), Córdoba (11), Meta (11) y Caquetá (11) y también hay agredidos en Bolívar.
Están asesinando defensores de derechos humanos, líderes campesinos, ambientalistas y comunales (105), indígenas (44) y los que sustituyen cultivos (40). La indiferencia o subvaloración del hecho macabro estimula que el cáncer haga metástasis y, en alza, la muerte se acerque a nuestras orillas.
En la era Duque, desde la elección hasta los 100 días, han asesinado 120 líderes y defensores, y dentro de ellos – desde la firma del Acuerdo de la Habana – 80 son familiares o desmovilizados de las Farc.
Es fundamental implementar los Acuerdos y dejar de apostarle a la radicalidad y odios. Más rentable es acelerar, invertir y despolarizar. Las elecciones dificultan pero deseo que pueda concretarse un pacto multipartidista contra la violencia e incluida la oposición, todos aislemos y derrotemos el asesinato cotidiano que carcome esperanza, legitimidad y la paz social alcanzada.
Otro estratégico deseo es el de un Ecobloque nacional que garantice Justicia Ambiental y proteja los derechos de la Naturaleza, que contundente detenga la deforestación, contaminación y apropiación de los Parques Nacionales y zonas de bajamar. El respeto a la soberanía y a la autoridad no da tregua. Más de 10 mil hectáreas en la Amazonía han sido deforestadas y sigue la invasión y urbanización de la zona costera. Adaptarse al cambio climático es una obligación ciudadana y de orden público.
Deseo que el centralismo respete y comprenda que la contaminación y sedimentación de la Bahía de Cartagena es crítica y, sin estudio de carga, tienen que parar los rellenos, y sobre todo el vertimiento de más de dos millones de toneladas de sedimentos anuales a sus aguas. Anhelo que el Gobierno aporte los recursos para construir las esclusas en Calamar y Puerto Badel y obras complementarias, y detener el avance del delta del Canal del Dique para que en la bahía no se obstruya el canal de navegación. Hay que impedir la amenaza de la cuña salina a la captación de agua potable, las inundaciones en invierno, la sedimentación de los corales, la Bahía de Barbacoas y cuerpos de agua. Deseo como muchos que el presidente anuncie que los $2 billones que faltan están garantizados e iniciemos la esperada obra.
* Abogado, ambientalista y gestor de Paz