Por Rafael Vergara Navarro *
Billones de coloridas luces iluminan el mundo. Es mes de derroche y aporte adicional de gases que agravan en la atmósfera las partes por millón de CO2. Celebramos consumiendo en exceso y saturando ecosistemas. Producimos y mal educamos en ruido y millón de millones de toneladas de plásticos, vertimientos y residuos. El culto a lo suntuario y la insensatez acrece las ganancias. Alegres e imprudentes repetimos el ciclo de inconsciencia ambiental y climática.
Sabemos que de no cambiar rebasaremos el 1.5° de temperatura y el deterioro aumentará la tragedia ambiental que ya padecemos. El no al aumento de ese límite fue núcleo esencial del pulso navideño de la COP24 que en Polonia examinó, debatió y aprobó normas que activan el Acuerdo de París, los compromisos nacionales de reducir emisiones, un sistema de contabilidad común y acceso on line a las obligaciones.
El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o Panel Intergubernamental del Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change -Ipcc) sobre la brecha de emisiones de la Organización de las Naciones Unidas -ONU – demostró que los actuales compromisos son insuficientes y no se están cumpliendo
En su debate contra la ciencia, EEUU, miembro hasta el año 2020, con egoísmo discrepó de la responsabilidad diferencial en la contaminación entre países en desarrollo y desarrollados y el cumplimiento de las normas.
Al llamado de incrementar la ambición de logros globales y esperanzas, se opusieron los más contaminadores: EEUU, China, India y Japón.
En nombre de una juventud que lidera, Greta Thunberg, sueca de 15 años, expresó ante la asamblea la razón de mi esperanza:
“Hablo en nombre de la justicia climática y el planeta vivo, y lo hago con claridad, sin importar que se incomoden. Ustedes solo hablan de crecimiento económico verde eterno por el miedo de ser impopulares.
Hablan de avanzar con las mismas malas ideas con que generaron el desastre, cuando lo sensato es tirar del freno de emergencia. No dicen las cosas como son, esa causa no la dejaron a nosotros los niños(as). Sacrifican la civilización y la biosfera para que pocos ganen dinero en cantidades y la gente rica de países como el mío viva en la abundancia. El sufrimiento de muchos paga los lujos de pocos.
Si tengo hijos(as) quizá me pregunten ¿porqué su generación no hizo nada cuando aún había tiempo de actuar?
Dicen amar a sus hijos e hijas más que a nada en el mundo, pero ante sus ojos le roban el futuro. Con lo políticamente posible, no habrá esperanza. No podemos solucionar una crisis sin tratarla como crisis. Necesitamos mantener los combustibles fósiles en el suelo, necesitamos focalizarnos en la equidad, y si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles deberíamos cambiar el propio sistema. No tienen excusas y nos estamos quedando sin tiempo. No vinimos a rogarles sino a hacerles saber que les guste o no el cambio está llegando. El poder real pertenece al pueblo. Gracias”.
* Abogado, ambientalista y gestor de Paz