Por Juan Conrado Ovalle *
De todos es conocido que en cualquier organización, sea del orden público o privado, se acude a tener asesores, los cuales son personas naturales o jurídicas cuyo objetivo es asistir, orientar o aconsejar a quienes toman las decisiones. Sin embargo, hoy es fácil encontrar en el sector público personas que fungen como tales, pero en realidad distan mucho de serlo ya que generalmente son designados en ese rol para atender compromisos ya sea de financistas de campaña, de quienes se haya recibido apoyo político o de otra índole.
Bajo esa visión es fácil presumir que los acompañamientos u orientaciones son prácticamente nulos, llenando los designados esas falencias con lisonjas y adulaciones para el gobernante, solo diciéndole lo que estos quieren escuchar.
A la práctica señalada debemos indicar también que ocurre algo similar en muchos casos, al momento de conformar los gabinetes o escoger las personas que deben estar al frente de las diferentes Secretarías o entidades del orden departamental o distrital, donde encontramos que los colaboradores se seleccionan teniendo más en cuenta las indicaciones y en algunos casos las imposiciones de los padrinos políticos, dejando a un lado considerar la formación, las competencias y la experiencia; de allí que es común escuchar que determinada Secretaría o dependencia se la dieron o pertenece a tal concejal, diputado o senador, cuando no a determinante financista.
Ahora, si bien es cierto que encontramos costumbres malsanas de vieja data, observamos que para muchos sectores sociales estas se toman como normales, sin entender que gran parte del fracaso de las administraciones se generan cuando el gobernante hipoteca su libertad de rodearse con personas idóneas y que en muchos casos conozcan aún más que él sobre determinados temas específicos, por no tener objetivos claros y precisos con rendición de cuentas y seguimiento de indicadores de gestión que en últimas son los que hablan qué tanto se están cumpliendo las tareas encomendadas.
Los gobernantes deben tener claro lo significativo que resulta para lograr una administración exitosa que oriente sus acciones para solucionar los múltiples problemas de las comunidades escogiendo sus colaboradores con total y absoluta libertad y conformando equipos de trabajo de alto rendimiento, para que el ente territorial no se convierta en una gran torta donde se reparten porciones de acuerdo a los apoyos financieros o electorales recibidos.
Adicionalmente, encontramos cómo en diferentes instancias se ha venido tejiendo un manto de silencio cómplice, donde los miembros de corporaciones llamados a ejercer control político (Concejo Distrital, Asamblea) para la buena marcha de las administraciones, se han convertido en centros de ocultamiento de hechos que en muchos casos afectan el erario, sin contar con la poca eficiencia y muestra de escasos resultados de los organismos de control, llámense Contralorías, Procuradurías o Personerías.
La ciudad ha sido afectada en grado sumo por esa realidad; “aquí de todo pasa y nada pasa”; donde reina el silencio y no se conocen pronunciamientos de quienes deben asumir posiciones claras ante hechos censurables, como los acontecidos recientemente con el director de Distriseguridad al tomarse una selfie con alias ‘La Madame’, una señora sindicada de proxenetismo, actualmente con detención intramuros en la cárcel de San Diego, donde al parecer es toda una celebridad como lo han registrado también algunos portales internacionales y medios impresos regionales (leer ‘Una selfie con La Madame‘).
Por otra parte, sería de buen recibo saber cómo se han administrado y en qué se han invertido los recursos del Ider, donde al mes de septiembre ya se había agotado el presupuesto del año, en palabras de la actual directora.
Igualmente, conocer o escudriñar todas las obras que se debieron realizar con los recursos de vigencias futuras aprobado por el Concejo Distrital durante la administración de Dionisio Vélez Trujillo, o revelar los recursos comprometidos en las Órdenes de Prestación de Servicios -OPS – indicadas por la Fundación Cívico -social pro Cartagena -Funcicar – recientemente. son ellos algunos interrogantes sobre los cuales aún no se tienen respuestas claras.
Asumir un silencio cómplice o pasar de agache, esperando que el transcurrir del tiempo se convierta en bálsamo de olvido, no es postura admisible, ya que ello solo genera frustración en la ciudadanía y pérdida de confianza en las instituciones.
* Ingeniero industrial, docente universitario y consultor empresarial.