Con más del 50% de votos la victoria en México de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) trasciende en América Latina y el mundo. De 64 años, el exalcalde del DF, vencido por 0.6% en 2006 (¿fraude?) y en 2012, es el primer líder social y político de izquierda en ganar la Presidencia.
El descalabro del PRI, el PAN y el PRD fue total. La esperanza derrotó el miedo y el pueblo los venció en el Congreso, 31 Estados y Alcaldías. Los candidatos de MORENA (Movimiento de la Regeneración Nacional) que lideró la alianza ‘Juntos Haremos Historia’ son mayoría absoluta.
En el 10° país en población (123.5 millones) la ambientalista Claudia Sheinbaum, es la primera mujer elegida que gobernará la ciudad de México.
Pese a la revolución social de 1910 y la gran riqueza del país, luego de 71 años de hegemonía del PRI, AMLO hereda 53 millones de pobres, un crecimiento del 2% que pretende llevar a cuatro, y una descomposición y violencia que se nutre de una acumulada corrupción de límites insospechados.
Contundente y profunda, su liderazgo y la victoria abren el ciclo de la IV Transformación, lo que determina una responsabilidad que el politólogo y escritor con su valioso equipo conocen. Saben que la desigualdad, la corrupción y la insurrección de la violencia solo podrán ser vencidas con más democracia.
ANLO es claro: “Nosotros no vamos a abusar, a ‘mayoritear’ de manera antidemocrática”.
Curtido en mil batallas orienta a los suyos a ser prudentes porque “el poder es humildad y solo tiene virtud cuando se pone al servicio de los demás”.
Sabe que por voluntad del pueblo podría cobrar cuentas pero no está en él ser autoritario. “Si queremos que haya democracia no podemos someter el legislativo. Queremos que sea un poder independiente, autónomo. El ejecutivo no puede ser el poder de los poderes».
«Transformar implica democracia, equilibrio y respeto a la independencia de poderes”, dijo.
Vencer la corrupción exige no mentir, no robar, no traicionar. “Los cambios serán profundos con respeto a los deberes y las libertades”.
Habla en plural: “por convicciones y principios no estamos apostando a construir una dictadura, vamos a garantizar las libertades, vamos a construir el reino de la justicia, respetando las libertades individuales y colectivas. Esto es libertad empresarial, de expresión, religiosa, de manifestación de ideas, el derecho a disentir”.
Circulándole la historia por las venas, ante miles de seguidores en El Zócalo expreso: “No les voy a fallar, amor con amor se paga, tengo principios y sé cual es mi responsabilidad, no los voy a decepcionar. Como decía el presidente Benito Juárez: con el pueblo todo, sin el pueblo nada».
«Yo soy producto del apoyo popular, soy presidente electo por los mexicanos, por el apoyo de los ciudadanos, básicamente me debo al pueblo raso, no los voy a traicionar ¡Nunca jamás!”.
Su certeza es tal que en tres años se someterá a la revocatoria del mandato. “Sé que terminaré mi periodo. Sentaré las bases de una república nueva”.
* Abogado, ambientalista y gestor de Paz