En mi anterior columna predicho estaba,
una maquinaria vargasllerista, en primera vuelta, chamuscada se quedaba.
Conllevaron al maestro de la clientela a la debacle electoral razones varias,
verbo y gracia, haber sellado alianzas con políticos parias.
Roy y Armando por fuera de la jugada se han quedado,
por el País de opinión libre sus ‘inescrúpulos’ severamente han sido castigados.
Pero es que a Germán por sus vaivenes se le impuso castigo,
y por eso es que ni en la derecha ni en el centro del espectro político encontró abrigo.
Por otro lado, la ardidera no ha cesado,
pues el señor De la Calle, aunque por fuera del radar de las encuestas,
su pertinaz ambición presidencial en la nada lo ha dejado.
Y como De la Calle fue nadaista,
César Gaviria con ganas de poder y victoria,
solo y vacío lo ha abandonado dejándolo botando chispa.
Pero si por la izquierda nadaista convertida
en bases liberales de barro casi nada se cosechó,
por otro lado, un profesor snob muchos votos se encontró.
Su estilo descomplicado,
su dinámica distinta, y su confianza en sí mismo, a los jóvenes ha conquistado.
Pero los votos de Fajardo nadie los ha heredado, y a nadie se le puede endosar,
pues siendo vivaz e intrépido, solo el gran Iván Duque los puede conquistar.
El collage electoral que a Fajardo acompañó sin título de propiedad sobre ellos lo dejó, por eso, aunque sueltos están, entre Duque y Petro se repartirán.
Tristemente para Petro, pocos votos de Fajardo llegarán,
pues del centro pensante y emprendedor para la izquierda nunca cogerán.
Solo unos pocos reconocidos izquierdistas a sus huestes caminarán.
El final de esta historia muestra a un Duque ganador,
que Dios lo acompañe y que gobierne como el mejor.
* Abogado, Especialista en Derecho Administrativo y Magister en Derecho Económico; docente universitario y exprocurador Regional de Bolívar.