Como nunca antes una elección de senadores y representantes había estado tan agitada como la que tendrá lugar este domingo, y no es para menos. La polarización, la división de sentimientos, pasiones, razones y opciones, en medio de la violencia verbal, muestran un país que democráticamente está creciendo pese a las agresiones, incertidumbres y miedos.
Dada la elección presidencial, la política hoy delinea con claridad los ámbitos y representantes de una derecha y una izquierda, que con sus matices, estará dividida hasta la primera vuelta el 27 de mayo.
Hay proyectos claramente diferenciados que son los que se manifestaron en el voto plebiscitario por el sí y el no y que hoy, según las encuestas, lideran Gustavo Petro e Iván Duque, quienes ponen sus nombres en las dos consultas por las que también podrá votar el elector pidiendo el tarjetón correspondiente.
Hay un país nuevo que irrumpe y otro que, con ropaje nuevo, pretende perpetuarse, ser mayoritario, seguir imponiendo este modelo de sociedad inequitativo e injusto que requiere sacudirse, que le urge introducir cambios y recomponer el camino en el marco de la Constitución de 1991.
El voto de opinión es una realidad que cada vez con más posibilidades de triunfo enfrenta las aceitadas maquinarias que nos han condenado a vivir con un Congreso desprestigiado, un órgano legislativo cooptado o comprado por las empresas electorales en que se han convertido buena parte de los partidos políticos, y que pese a avances frente al proceso de paz, terminaron perturbando su implementación.
Aunque es claro que en esta elección la abstención seguirá ganando y los cacicazgos políticos reeligiéndose en cabeza propia o de sus hijos o esposas, el detestable clientelismo corruptor de las costumbres políticas a derrotar con el voto de usted que me lee o escucha.
No dudo que las dos consultas para escoger quien debe ser el candidato a la Presidencia y que lideran el Progresismo y el Centro Democrático, de seguro, jalonaran y estimularán ese voto nuevo tan esencial, que limpie la casa del veneno del sistema electoral, inoculado por esos mismos parlamentarios que quieren reelegirse y no dejaron pasar y enterraron en el Congreso pasado la reforma electoral y la política.
Hoy toca cobrarles no eligiéndolos, derrotándolos con el voto masivo por los partidos independientes y candidatos nuevos, o por aquellos que con dignidad y consecuencia han actuado en defensa de la democracia y la paz.
Es claro que los partidos independientes junto con la lista de la Decencia, tienen un enorme reto: crecer y superar el umbral para que la derecha no se apoderé de una mayor cantidad de curules en la Cámara y el Senado. Si así fuere impedirían que siga democratizándose el país o, ante la eventual y posible victoria de la izquierda en las presidenciales, frenarían los cambios que se requieren para lograr derrotar la pobreza, el extractivismo y la depredación, consecuencia del modelo de gobierno en el que hemos vivido, y a los que se enfrentaron el logro de la paz bloqueando, como lo hicieron, la implementación de los acuerdos.
Esta es una votación que hace las veces de una primera vuelta y de allí su enorme importancia, donde además de la consulta en la que votaré por Gustavo Petro, lo haré por el gran músico y demócrata Francisco Zumaqué al Senado y para la Cámara por Soraya Bayuelo, lideresa de los victimizados de los montes de María
No se vale que en esta polarización extrema que se vive se siga estimulando la violencia contra los sectores independientes y especialmente contra Petro, a quien por el miedo a su posible victoria para la Presidencia, le enfocaron las baterías de la agresión física y verbal.
Lo ocurrido en Cúcuta es grave porque es la consecuencia del odio estimulado, la confrontación comucacional, la radicalización y la presunta participación de sectores oficiales, confabulados con quienes denunciados por él están presos.
Este país nuestro ha vivido desde el magnicidio del mariscal Sucre para acá, múltiples frustraciones luctuosas producidas por la mano asesina que esconde en la impunidad los sucesivos crímenes políticos: Uribe Uribe, Gaitán, Galán, Pardo Leal, Álvaro Gómez, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro, presidenciables todos.
Es inadmisible que la indignación de algunos sea solo de palabra y existan en esta Nación quienes se llaman cristianos o gente de bien que sintieron frustración porque Petro salió ileso del atentado.
Otro motivo más para entender que medidas las fuerzas entre la izquierda y la derecha, concertando y respetando la diferencia es la hora de bajarle la fiebre a las pasiones.
* Abogado, ambientalista y gestor de Paz