Por Ángelica Villalba Eljach *
La semana pasada tuvimos el placer de disfrutar nuevamente del espectáculo de ‘Sabrosura’, la puesta en escena más representativa de la cultura popular de nuestra ciudad. Tal como dice el ‘apellido’ del show: la esencia sonora cartagenera.
No hablaré en este texto de las bondades de la función, o de la remembranza que toca las fibras de la nostalgia de una Cartagena de Indias que día a día se pierde, sobre todo porque en este y otros medios de comunicación lo han hecho y mis palabras sobrarían.
Este texto es sobre la creación de público en la ciudad. Acabo de cumplir cinco años desde que regresé a vivir a Cartagena y lo que más anhelo es una oferta de espectáculos que sea permanente, que gire, que se vaya y vuelva, como pasa en todas las ciudades que tienen algo por contar.
Sueño con que ‘Sabrosura’ sea el show del Teatro Adolfo Mejía, que mis amigos de otras ciudades vengan y yo pueda decirles “hoy la cena es después de Sabrosura”; no te puedes perder esta vaina, es pa’ que me entiendas de verda’ verda’ cuando salgas de verla; aquí vas a ver la expresión de la musicalidad y oralidad de mi tierra…»
A mi parecer, lo más importante de lo que ocurrió la semana pasada fue que durante dos días el teatro se llenó, que se vendió un gran porcentaje de la boletería que estuvo disponible para la venta y que se presentó, como nunca antes, un mismo show dos días de seguido. Hubo público, la ciudad respondió y sé de varias personas que asistieron los dos días de seguido.
Si no le damos la oportunidad a locales y a foráneos de medirse en la taquilla nunca sabremos cuál es la cultura colectiva que estamos generando en la ciudad. De poco nos sirve que Boris García renueve su show, que ingresen nuevos artistas entre actores y músicos a enaltecer todo nuestro potencial cultural, de nada sirve remembrar el pasado a través del esfuerzo que hace el artista y todo su equipo si no damos los pasos necesarios en el presente para asegurar lo que ya sabemos que necesitaremos en el futuro.
Cartagena no es una plaza fácil, pero eso lo sabemos, porque nuestra historia misma se ha escrito desde la muralla, desde la resistencia, desde la sobrevivencia, y en ese sentido La Heroica es una ciudad que para empezar a tener este tipo de espectáculos de forma permanente necesita del patrocinio de las instituciones que están llamadas a hacerlo, de las organizaciones y empresas privadas que cada día apuestan por la integralidad del desarrollo, y en donde ya han visto que en la cultura y en las industrias creativas que se mueven alrededor de ella está el camino más valioso y agradecido que permitirá que sigamos creciendo.
Es así como podremos crear un público, ir creando los eventos por temporadas con algunos patrocinadores al tiempo que abrimos las taquillas, hasta lograr que los eventos sean autosostenibles y se puedan comercializar por sí solos. No quisiera sonar paternalista, pero considero que es el camino que debemos transitar mientras la gente se va a acostumbrando a pagar una boleta, mientras los turistas se van enterando de la existencia de la obra y se les va endulzando el oído para que también quieran venir a Cartagena a ver estos shows, así como pasa con ‘Delirio’ en Cali, por ejemplo. Así debe ser el futuro de ‘Sabrosura’: la esencia sonora cartagenera, que la gente llegue por sí misma a buscarla.
* Internacionalista de la Universidad del Rosario; Master en Análisis de problemas políticos y económicos contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia y la Universidad de París III – Sorbona Nueva; Correctora de estilo de la Escuela Cursiva de la editorial Penguin Random House.