Trascurría el año 2010 y ya para la época se había firmado el acta de inicio entre la DIMAR y el consorcio Vía al Mar de la construcción del túnel de Crespo, una megaobra que fue socializada a nivel local como una joya de la Ingeniería que colocaba a la ciudad al nivel de las grandes metrópolis del primer mundo.
El proyecto tenía programada su entrega definitiva para el mes de septiembre del año 2014 y un presupuesto de $133.000 mil millones que garantizaban esa meta con total tranquilidad. Para entonces, un periodo de cuatro años ante semejante mega obra sonaba razonable.
Los problemas comenzaron a surgir: el túnel recién hecho se comenzó a inundar y se hizo necesario traer a importantes asesores que conceptuaron que lo que había que hacer era construir otro túnel dentro del que ya estaba. Las obras se retrasaban bajo la increíble excusa de la lluvia y el mar de leva; el puente terminó siendo una loma originando protestas y bloqueo de vías por parte de habitantes del sector y, por si fuera poco, comenzaba el año 2016 sin que la obra aún se hubiera entregado.
Finalmente, solo hasta el mes de abril del año pasado, luego de que supuestamente se solucionaran todos los problemas estructurales del túnel, el presidente Santos junto con la ministra de Trasporte, el vicepresidente Vargas Lleras y el alcalde Manuel Vicente Duque inauguran la obra. Orgulloso, el mandatario local durante su discurso ese día manifestó que dicha obra “elevaba totalmente el casting de Cartagena”. Se tomaron fotos, se abrazaron, cortaron el listón y orgullosamente se retiraron del lugar.
La ciudadanía, entonces, ansiosa y expectante, orgullosa y optimista, estimulada ante las palabras de Manolo, procedieron a utilizar el túnel. Aparentemente todo estaba perfecto, sin embargo, mientras que los ciudadanos esperaban el bus para ir de regreso a sus casas, observaron que su medio de trasporte jamás llegó. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que, sin aviso alguno, las obras del túnel no era que hacía ‘innecesario’ ingresar a la ciudad por Crespo, era que ‘lo impedía’, cosa que resulta ser totalmente diferentes. Así, en un abrir y cerrar de ojos, se eliminó el ingreso al barrio de todas las rutas de buses que venían de la Zona Norte, al igual que el de los vehículos particulares que se dirigían al barrio Crespo.
Llegaron las lluvias y durante el primer aguacero surgieron al interior del túnel, literalmente, cascadas de agua. Aquel túnel cuya entrega se postergó por más de un año y medio en procura de corregir problemas estructurales y filtración generó burlas, memes e indignación. Las goteras al interior de la joya de ingeniería local no era capaz siquiera de impedir que los ‘mototaxistas’ se protegieran de la lluvia.
Pasaban los días y las vías y paredes del túnel permanecían húmedas, lo que obligó entonces a buscar un gran ingeniero de aquellos con más títulos que espacio en la pared para colocarlos, y el concepto de este fue que “eso es normal y que eso pasaba en todo los túneles del mundo”.
Se registró otro aguacero y como para complementar el paisaje natural que ofrecían las cascadas formadas al interior del túnel, surgió una laguna bajo el puente (que en realidad es una loma), de tal profundidad que únicamente vehículos de gran tamaño se atrevían a pasar y como por alguna razón, aún incomprensible, la megaobra convirtió ese sector de la Avenida Santander en un callejón de un solo y angosto carril; no había forma de hacerle el quite a la inundación. Pero a diferencia de las veces anteriores, esta vez uno de los personajes de la foto inaugural sí dijo algo: lo hizo el vicepresidente de ese entonces, el cual manifestó que este represamiento de agua no era consecuencia de la obra sino que ella siempre había surgido en el lugar por el desbordamiento del alcantarillado de la ciudad. El mandatario de la ciudad no dijo nada y los habitantes de Crespo buscaron citas psiquiátricas porque estaban todos convencidos de que eso nunca antes había ocurrido; sin embargo, si lo decía el vicepresidente del país, al igual que el gran ingeniero anterior, pues debía ser así.
Pasó el tiempo y salió a flote lo obvio: la Contraloría General de la República estableció en un informe que el símbolo de la ingeniería nacional presentaba fallas “como fisuras en la placa de supresión de muros laterales, (…) grietas y fracturación múltiple. Además, se incumplió en las especificaciones técnicas de los concretos, (…) daños prematuros a lo largo de los 1,1 kilómetros de la vía subterránea”, etc. Lo anterior, para un gran total de un detrimento patrimonial por valor de $96.294 millones; más de la mitad de lo que supuestamente costó la obra.
Al día de hoy los que nos vemos obligados a transitar diariamente por el ícono de la ingeniería podemos dar fe que desde que la misma está funcionando nunca, a acepción de un par de veces, han estado habilitados los cuatro carriles; siempre hay un carril cerrado y personas trabajando, el parque lineal presenta evidentes deterioros y las playas a los que los habitantes del barrio estaban acostumbrados y que la obra prometía mejorar, se encuentran aún cerradas.
Aunque resulta claro que es una obra del nivel central, duele en lo más profundo que ninguna de las autoridades locales elegidas para que representen a la sociedad cartagenera diga nada; los ciudadanos en este caso estamos solos, resistiendo y asumiendo lo que es una humillación constante cada vez que transitamos por el sector. Debe ser un talento el convertir una idea tan maravillosa en un total desastre. Dios no quiera que tenga que ocurrir una tragedia como la de los últimos días para que ahí sí salgan todas las autoridades, tanto del nivel local como del central, a lavarse las manos y a buscar responsables.
* Abogado Especialista en Derecho Penal y Criminología
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Karol Alfonso López
Es claro que muchas personas piensan que la mega obra fue y aún es un desastre, lo sierto de todo es que fue una obra echa con personal muy calificado, especialistas a nivel mundial, los mejores ingenieros que aportaron sus conocimientos e hicieron de esta obra una de las mejores de Colombia, por otro lado expertos conocedores del tema aseguran que otros túneles en el mundo tienen filtraciones mucho más importantes que este y son muy estables estructuralmente hablando, dado la magnitud de las habladurías de la gente especulan y repiten como el loro y no saben que el túnel de Crespo a procurado tener todos los problemas de filtraciones y empozamientos controlados y no se han generado más este tipo de inconvenientes.
Catalino
Lo (S)ierto es que ud debe tener mas conocimientos de ingeniería que de ortogafia y por la manera como defiende lo indefendible es evidente que existe un interes referencial. Por la manera como maneja el idioma no cabe la menor duda de que pertenece a la administeacion distrital, pues ultimamente se asimila mas a un establo que a cualquier otra cosa y en contrariedad a lo que usted señala, lamento decirle que lo unico evidentemente Cierto es que se entrego una obra que tiene unas falencias y se inauguró sin estar al 100% mas como una medida desesperada tal vez por que ya no habia lugar a mas prorrogas o quizá evitando llegar al vencimiento de las polizas o por cualquier otra razón. Sin embargo es Ciertamente triste para esta ciudad (y no lo merecemos) que seamos la mofa de todos lo que llegan a visitarla porque a poco mas de 1 año de haber entrado en funcionameirnto el tunel de crespo, no ha habido un solo día en el que no se esten haciendo algun tipo de trabajo correctivo o reparativo. Entonces surgen las siguentes preguntas: ¿Tambien en la fase de planificacion se contemplaron las fisuras del tunel y las filtraciones? ¿Por que se recibio una obra que tenia tantas falencias las cuales se debian evidenciar? ¿Sera que el régimen de contratación estatal tambien se equivoca y que hubo un error de percepción de los funcionarios que realizaron la auditoria y que la suma que establecieron como detrimento proviene de la imaginacion de ellos puesto que en la ciudades modernas los tuneles van encaminados a prestar el servicio de transporte terrestres y maritimo al mismo tiempo y estamos siendo pioneros?