Esta cifra no es un número de lotería ni mucho menos los tres primeros números del baloto. Esta cifra representa los 52 años que debimos esperar los colombianos y los 16 presidentes que debieron pasar para que pudiera comenzar a tejerse una Paz estable y duradera; y las 10 esperanzas frustradas en sendos intentos de diálogos.
A mi parecer, esta es la otra cifra que muchos no hemos analizado: lo que pasó el 26 de septiembre será recordado no solo por la firma de los acuerdos, ni tampoco por el fin del conflicto, sino porque ese día sucedió el más grande acto de esperanza que ha vivido este país en su último medio siglo. Cuando veíamos por televisión el histórico evento de la firma del Acuerdo de La Habana y un sobrino me preguntó: «tío, ¿qué está pasando?; ¿por qué están allí ese poco de gente vestida de blanco?, yo le respondí con una sonrisa, producida por la forma ingenua como me lo preguntaba: «mijo, ese poco de gente está allí para ser testigos de un mejor futuro para ti y tus hijos».
Luego de pensar un rato en esa espontánea respuesta caí en cuenta que ese acto, del cual el mundo entero era testigo aún a la distancia, significaba más que una firma para millones de personas, incluso mi sobrino y yo.
En ese momento no recordé que los comandantes de las Farc justificaron la toma de las armas por la injusticia y la desigualdad que vivía la sociedad colombiana; ni mucho menos pensé en Juan Manuel Santos ni en Álvaro Uribe; ni tampoco me acordé de los promotores del Sí o del No. En ese instante solamente me dejé llevar por la emoción; lo que sentí ese 26 de septiembre, en la hora en que comenzaba a acostarse el sol, fue un profundo sentimiento de esperanza, y me convencí a mí mismo que el 2 de octubre votaré decididamente, con entusiasmo y alegría, por alcanzar la tranquilidad, la paz y la concordia que nos han arrebatado tantas veces y no pienso arrebatárselas a mi sobrino. Pueda que esté equivocado, por que no sé qué nos depara el futuro, pero creo que tengo la responsabilidad moral de al menos intentarlo.
Y termino esta pequeña reflexión con la siguiente frase: la firma del Acuerdo no es la Paz, pero se parece mucho.
El grupo cívico ‘Cartagena se respeta’, el cual represento, también cree en la esperanza de un mejor futuro.
* Director del movimiento cívico ‘Cartagena se respeta’
VICTOR LOPEZ DIAZ
EMOTIVO Y AGRADABLE ARTICULO, ES EL PENSAR DE LA GRAN MAYORIA DE COLOMBIANOS.
monica cardona
muy buen analisis, y en verdad por lo que se votara es por la esperanza de un pais mejor